Ángel Pérez Ojeda
El reconocimiento para nuestras cocineras tradicionales se consolida año tras año, ahora la tarea como sociedad es hacerlo en el día a día, tanto para las cocineras como para las mujeres en general.
Es increíble lo que se ha vivido en estos tres años en el encuentro de cocineras tradicionales de Oaxaca, hoy en día el evento está más impresionante que nunca, y si se sigue con esta inercia, los años que vengan serán deslumbrantes.
El evento se superará año tras año, pues cada día hay más elementos para hacerlo: experiencia, colaboradores, recursos, planeación y hasta prensa especializada de Oaxaca y el mundo.
El reconocimiento que se les da a las cocineras es tan increíble que hoy en día ya tienen un libro, y es posible que se esté gestando el segundo.
Las premiaciones que se otorgaron han dejado una huella importante en el corazón de cada una de ellas y en las comunidades que representan.
Hablé con un grupo de cocineras tradicionales del Barrio del Progreso de la región Mixteca y me contaban que el año pasado habían ganado un tercer lugar en una de las premiaciones “Si el año pasado tuvimos el tercer lugar, en éste venimos por un mejor puesto”.
Me encantó esa actitud de ellas, porque después de estos encuentros de cocineras tradicionales su vida ha dado un giro de 360 grados.
Lamentablemente nuestras amigas de la Mixteca no ganaron ningún premio de los que se entregaron, es imposible premiar a todas, y realmente desconocemos los criterios del jurado, pero sí para uno que sólo quería ir a probar y nos parecía imposible poder elegir entre tanta variedad, para el jurado seguramente fue una tarea titánica.
No podría criticar las decisiones del jurado sobre los ganadores, ya que es una decisión muy audaz.
La vida de las mujeres que participan en los encuentros de cocineras tradicionales de Oaxaca es un claro ejemplo de cómo es la historia de nuestra sociedad.
Una sociedad machista en donde las mujeres se dedican íntegramente a las labores del hogar, a la crianza de los hijos, en esta crianza se desempeñan labores gastronómicas, por amor, por necesidad, por legado.
Por años las mujeres oaxaqueñas desempeñaron un papel que jamás fue tan valorado como hoy en día, su talento y dedicación culinaria.
Ellas tienen un conocimiento empírico que han transmitido de generación en generación, ellas hacen cosas increíbles, comida fusión, creaciones innigualabes que para cualquier chef son de envidiarse.
Los conocimientos que podemos tener de ellas son incalculables, y quizá dentro de muchos años podamos comprender lo valioso que fue darles su debido reconocimiento.
Pero el reconocimiento debe dejar de ser eventual, debe convertirse en un reconocimiento cotidiano.
Los oaxaqueños somos malinchistas y no valoramos la riqueza propia. Es momento de hacer conciencia.
Estas mujeres que cocinan pasan largas horas de trabajo realizando actividades que normalmente no son recompensadas y ni siquiera tenemos el valor de darles su lugar.
Las mujeres más que nunca necesitan apoderarse del lugar que por muchos años fue minimizado por el machismo de nuestra sociedad.
Las cocineras como muchas mujeres de nuestro estado han atravesado por diversas situaciones difíciles de violencia, de discriminación, problemas económicos y de desigualdad.
Ellas han sentido mucha frustración y dolor pero han sabido salir adelante.
La cocina para ellas se volvió ese mundo de creación en donde se encontraban con ellas mismas, en donde el amor más puro les permitía seguir adelante cocinando para sus hijos, para su familia, su escape, su pasión.La gastronomía de nuestras cocineras tradicionales va más allá de un encuentro culinario, lleva un sentir profundo, y un mundo inmerso de situaciones sociales, económicas, políticas e históricas.
En la premiación de este 3er encuentro de cocineras tradicionales me quedé con esta imagen de Noemí López Hernández, de Matadamas Etla, quien ganó el segundo lugar por la receta de salvaguarda Pipián de Nopal y el nombramiento de maestra cocinera. Noemí no pudo disimular la emoción que sentía y desbordó en llanto. Imaginé todo lo que pudo sentir en esos momentos. Cómo pudo ver su vida entera, lo que significó para ella y para todas las otras cocineras. El día llegó, se le dio un reconocimiento por su enorme labor y talento.
¡Felicidades Noemí!, me hiciste emocionarme y pensar muchas cosas muy profundas con esa forma de sentir.
En el 3er encuentro de cocineras tradicionales de Oaxaca se les da el lugar que se merecen.
Ahora es tarea de todos como sociedad seguir reconociendo a las cocineras, pero sobre todo a las mujeres en general.
Ya es tiempo de hacerlo.