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Crudo, la experiencia irrepetible con el chef Ricardo Arellano

Tal vez suene ilógico, pero una vez que estás preparado para lo impredecible, aceptar lo que la mesa te depare sin esperar nada, con la certeza de que será lo mejor para ti, significa que puedes vivir una experiencia omekase.

Se trata de traspasar a un mundo en el que te permitirás explorar sabores de una forma inigualable, en donde dejarás todo en manos del chef. En Crudo han logrado crear todo un escenario para lograr esa sensación de confianza. Cocina japonesa en la que resaltan los sabores de México.

Si de algo no queda duda, es que, tanto la cultura milenaria de Japón como la cultura ancestral de México se distinguen por tener una de las mejores y más interesantes gastronomías en el mundo.

Realmente, hacer una comida fusión de estos dos mundos culinarios no es descabellado, aunque se requiere de gran gallardía para tener un resultado equilibrado.

En esencia dos cocinas muy diferentes, con una gran diversidad, tanto en ingredientes, productos, técnicas y procedimientos que logran platillos sumamente excelsos.

El chef Ricardo Arellano, además de explorar los sabores, aromas y texturas crea un escenario particular. Una barra de madera y mármol donde solo tienen cabida seis personas.

Un salón privado con paredes revestidas de madera, taburetes tallados a mano y luz tenue que crean una atmósfera de privacidad. Al correr los minutos, se crea un ambiente de hermandad.

El chef empieza la charla, se involucra con cada uno de los comensales, te interroga, satisface su curiosidad de cómo es que llegaste a su mesa: “¿De dónde eres?”, “¿Cómo supiste de nosotros?”, hasta que llega al punto de camaradería, chistes locales, brindis, confesiones y primicias.

Un menú de siete tiempos en los que resaltan productos locales, frescos, de primera mano con pescadores, agricultores y productores.

¿Qué es? No lo podemos revelar. Lo mejor es no saberlo de antemano, sino enterarte en el momento, justo de eso se trata el omakase, de confiar, dejar en las manos del chef, sin elegir o tan siquiera insinuar, sino dejar que prepare lo que él desee.

Nada está escrito, todo se crea al momento, puede ser que, al conocer a sus comensales, el chef descubra que uno de ellos es poco tolerante al picante o sufre alguna alergia y de lo que se trata es de que sea una experiencia agradable.

Abrir la mente y el paladar a nuevas texturas, sabores, temperaturas, para que en cada bocado se lleven lo más exquisito de esta fusión gastronómica.

Vivir la experiencia en Crudo te hará replantearte la forma en que conoces la cocina, saber que no sólo se trata de comer por comer, sino de aprendizajes sensoriales, reactivar la capacidad de asombro y dejar que la boca sea el conducto para que estas sensaciones te recorran.

Una nueva forma de vivir la cocina, donde los ingredientes pasan a segundo término ya que entre el chef y el comensal se establece una relación de complicidad, donde no hay más que dejarse llevar y ver hasta dónde puedes llegar.

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