Es indiscutible el respeto que se guarda por quienes se han ido y, en Oaxaca, desde las épocas prehispánicas, celebraban a sus difuntos. Una creencia y tradición que resistió la Conquista y ahora, los tiempos modernos.
Todavía en muchas comunidades se cree que nuestros ancestros regresan, desde Mitla, a sus poblaciones de origen para visitar a sus familiares. Se trata del sitio más importante en el que se le rinde culto a la muerte.
Mictlán, que en náhuatl significa “lugar de los muertos”, fue el nombre que dieron los Mexicas a este lugar.
El nombre zapoteco es Lyobáa, identificado como “lugar de descanso”, “sepultura”, “tumba”, “lugar abundante en cadáveres” o “cementerio”, por diversos autores.
Cada año, en Mitla, se prepara la recepción a los muertos con un peculiar pan elaborado exclusivamente en esta temporada.
Harina, anís, canela, huevo y manteca, los ingredientes del pan de muerto, que en Mitla se caracteriza por las figuras que lleva encima, elaborados algunos con agua, almidón, harina y limón. El pan de yema, con betún: clara, azúcar y grageas.
Dibujan flores, cuadros, calaveras, imágenes religiosas o las grecas de la zona arqueológica de Mitla. Se trata de verdaderas obras de arte.
Estuvimos en la panadería Allende y platicamos con Mario Martínez Morales, quien aprendió a elaborar pan de su abuelito y lleva más de 30 años en esta labor.
Nos contó que, en días normales, laboran de 5 de la mañana a 3 de la tarde, en esta temporada, las 24 horas.
“Trabajamos día y noche, se llevan el pan a Miahuatlán, San Pedro Quiatoni, Guelavía y diversos pueblos para revenderlos”.
Lo cierto es que, mientras estuvimos ahí, fuimos testigos de camionetas que llegaban a llevarse decenas de piezas de pan.
La panadería se ubica en la calle Allende 5, en el centro de Mitla y se les puede contactar en el teléfono 951 217 5100.
Mario cree, que lo que atrae del pan de Mitla es el sabor, “mucha gente viene por acá, es una satisfacción, a la vez es algo que nos heredaron nuestros antepasados. Una herencia, seguir esa tradición, esa cultura”.
Son fechas de guardar, de respeto, de luto, “hay luto, pero se le hace “.fiesta a los muertos».
Platicamos también con Miguel Ángel, de 13 años. Comúnmente, los niños y jóvenes acuden a la panadería al salir de la escuela, con la pandemia, tienen más tiempo.
“Lo que me inspira mucho pintar pan es el Día de Muertos, a mí me enseñó mi papá”.
Sin perder la concentración, se enfocaba en pintar grecas sobre las piezas que iba acomodando en la mesa.
Cada panadero, a su propio ritmo, mientras unos amasan, otros cortan, dan forma y lo llevan al horno, para después pasar a unas galeras, donde los artistas plasman las figuras que han hecho de San Pablo Villa de Mitla, uno de los sitios más simbólicos en cuanto a la gastronomía de muertos.