♦ Yolanda Peach | Leche con tuna
Nos ha tocado ser testigos de cómo artistas y celebridades llegan a Oaxaca a lanzar su marca de mezcal. Una bebida que se puso “de moda” en todo el mundo. Imposible pensar que falte en un buen restaurante gourmet.
Extranjeros que vienen a la entidad a hablar con los maestros mezcaleros y comprar el líquido a granel. Los más osados, adquieren las piñas del mezcal para hacer su propia producción.
La zona de los Valles Centrales tiene su propia ruta del mezcal, poblados que aún cultivan el maguey, ya que el suelo tiene que recibir un tratamiento adecuado para enriquecerlo. Cada pueblo con su propia tradición.
Tradicionalmente Tlacolula de Matamoros se caracterizaba, como atractivo turístico, por conservar su mercado prehispánico, el primer día de plaza del que se tiene noticia, donde pobladores de San Marcos Tlapazola, San Bartolomé Quialana, San Juan Guelavía, San Lucas Quiaviní y Magdalena Teitipac, entre otras localidades, acuden para la venta.
En los últimos años, ha destacado por la hermandad, sofisticación y sabiduría que comparten con el mundo.
El lanzamiento de la marca de mezcal Collar de Perlas es de las mejores noticias en el mundo de esta bebida, porque se trata de una empresa familiar, originaria de Tlacolula, que conoce, desde tiempos ancestrales, el proceso para obtener esta bebida, además de tener a cargo su propio cultivo de magueyes, lo que la vuelve autosustentable.
Un evento que estuvo cargado de muchos significados, no sólo para la familia o para Tlacolula, sino para este mundo empresarial.
Nos contaba la hija del matrimonio que lanza esta marca que su abuelo es el que sembró el maguey que ahora se destila, a su muerte, su papá decide, tras pasar el penoso duelo, honrar su memoria y es así que nace Collar de Perlas.
“Hace años mi familia quedó derrumbada cuando él partió con el creador y juntos tuvimos la oportunidad de fortalecernos, de sumar los corazones y los sentimientos para poder llegar hasta esto que con mucho orgullo se los ofrecemos”, reiteró el ingeniero Erisel Melchor.
Se recibió con un coctel de bienvenida, mixología con mezcal, frutas y con hierbas tradicionales del lugar.
El evento inició con un recorrido por los campos de agave y el palenque, en el que explicaron el proceso de la elaboración artesanal. Se apreció una pequeña exhibición de gallos de pelea.
Un palenque espectacular que te lleva a la época colonial por su construcción, con los campos de maguey que lo rodean, cuyas plantas brillaban por la luz de la luna y las velas.
Al explicar por qué el nombre, indicaron que, por un lado, es el orgullo de un maestro mezcalero que al servirse la bebida se forme un collar de perlas, una cualidad esencial en la cultura del mezcal tradicional.
Por la otra, es la alhaja que forma parte de la vestimenta de la mujer tlacolulense.
Precisamente la diseñadora Laura García Aquino “Tlacolula a Flor de Piel”, miembro de esta familia, ha destaco por la confección de prendas y complementos en las que se destacan las tendencias de moda con elementos representativos de Tlacolula.
En este evento, presentó su nueva colección en un desfile de moda en el que se destacan elementos de la vestimenta tradicional de los pueblos de Tlacolula.
Diseños que destacan la figura femenina, la realzan y le dan vida, colores sobrios y alegres, revolucionarios y elegantes.
Tejidos a mano de gancho, pañoletas de Quialana, rebosos, telas de algodón, entre los materiales utilizados.
Un gran talento que portaron jóvenes en la pasarela, “estoy segura del resultado, el esfuerzo y la dedicación (…) estamos haciendo el rescate de la blusa de Tlacolula, es la blusa de diario de nuestras abuelas, nuestras bisabuelas”.
“Tenemos mucha cultura, tenemos mucha tradición, esta es Tlacolula señores”.
Los anfitriones, agradecieron el apoyo de su familia y de todos los asistentes, a los que nombraron uno a uno.
La cena estuvo a cargo del chef Víctor Rodríguez, de Veracruz y la cocinera tradicional Catalina Chávez Lucas.
En la música el cantautor Édgar Archila “espero que todo marche bien con la bendición de Dios y un trabajo arduo”, dijo al explicar el significado de la primera canción que interpretó.
Arrancó con Cantares de Juan Manuel Serrat, “caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.
Al explicar el menú, Catalina Chávez Lucas resaltó que buscaron platillos que rindieran honor a la tierra, que es la que se trabaja para obtener, entre otras cosas, el mezcal.
El primer tiempo fue una empanada veracruzana, con un picadillo servida sobre una cama de ensaladilla de colores, aguacate y gusano de maguey, maridada con Espadín 42 grados.
Siguió un chileatole de milpa, con los ingredientes que crecen alrededor del maguey, como ejote, chayote, calabacita, frijol y epazote. Se maridó con un Espadín de 45 grados.
El plato fuerte, medallones de cerdo en salsa de naranja con chapulín, acompañado de mezcal Collar de Perlas Tobalá.
El postre, nicuatole con salsa de vainilla y mezcal, que se maridó con un mezcal Collar de Perlas, ensamble, Espadín, Tobalá y Tepestate.
Collar de perlas es el mezcal que la familia Melchor García rescata en su proceso artesanal, como parte de un proyecto que pretende no sólo honrar su legado ancestral, sino hacer brillar a Tlacolula, tierra de grandes creadores.
Sobre el cielo, brillaron luces de colores formando figuras caprichosas para marcar el comienzo de un grano de arena que se transforma en una gema preciosa: Collar de Perlas.