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Caldo mixe y tamales de frijol, la comida ritual en Tlahuitoltepec

El caldo mixe y los tamales de frijol forman parte de uno de los rituales más sagrados de Santa María Tlahuitoltepec. Un platillo ceremonial que se prepara en eventos importantes.

Se degusta después de volver del sendero del Zempoaltépetl, el cerro sagrado, un ritual que conecta el universo con la naturaleza como parte de un ciclo natural.

Conservan una relación estrecha con la naturaleza y sus rituales le dan sentido al mundo que los rodea.

Una ofrenda prehispánica que ha sobrevivido a través de los siglos se realiza en este cerro. Se acude con el ave que forma parte del ritual en el que se agradece al Rey Condoy, a quien le llevan ofrendas.

En casa de doña Crescenciana Gómez Martínez, quien nos convidó de este platillo ancestral, platicamos con su nieta, Elizabeth Vásquez Jiménez, quien nos compartió algunos pormenores, y también la receta.

“El caldo mixe se elabora cuando las personas van al cerro. Llevan pollos criollos y al momento de bajar, estos mismos son los que son cortados y preparados para el caldo”.

Advierte que, al ser ceremonial, casi no se cocina, “si es en el cerro, se tiene que preparar con el tamal de frijol y otras veces, de amarillo”.

Una vez que se tiene el pollo cortado en trozos, se sella en el comal, después se lava con agua caliente con el fin de disminuir un poco la grasa.

Enseguida, se pone a cocer el pollo con un poco de agua, de acuerdo al tamaño del pollo, se agrega yerba santa, cebolla, ajo y sal al gusto.

Se agrega chile guajillo y chile de árbol, para que le dé color y un poco de picor al caldo.

La preparación de los tamales inicia un día antes. Se pone a cocer el frijol, el maíz se lleva al nixtamal y luego al molino, posteriormente se amasa con un poquito de agua y se homogeniza todo.

La pasta del tamal se prepara como si fueran tortillas, se aplasta la masa y se le embarra un poquito de frijol. Se enrolla y se corta en dos.

Enseguida, se pasa a las hojas de milpa y se enrolla, se prepara una gran parte y se pone en agua, como base se pone chayote o la misma hoja de maíz, para que dé el efecto del cocido al vapor.

Las verduras que lleva el caldo son los chayotes, zanahoria, ejotes, verduras que se cuecen aparte para no contaminar los sabores.

Una vez que la comida está lista, se prepara la mesa y se invita a que todos se sienten. Se reparte de derecha a izquierda el pulque y una vez que todos tienen, la persona principal de la casa, doña Crescenciana, da unas palabras de agradecimiento, da inicio al momento de compartir con todos lo que se cocinó.

“El caldo mixe con el tamal se prepara después de ir al cerro, al que se fue para agradecer una graduación, bautizo, boda, XV años, en el cambio de autoridad, para pedir algún bien, por los animales, por la cosecha”.

Al Rey Condoy, a quien veneran, le llevan ofrendas por motivos muy diferentes, ya sea para pedir por una buena cosecha, para alejar un mal sobrenatural, por mejores condiciones de vida, por la salud.

A inicios de cada año, las personas que inician algún tipo de servicio, como las autoridades, los mayores, los topiles, llevan ofrendas y oraciones para pedir un buen año, alejado del mal, del odio, de la envidia, de los accidentes, piden prosperidad, lluvias.

Son días de festividad, en donde la comida se acompaña de un buen pulque, tepache o mezcal, al ofrecer la comida, ya sea a la madre naturaleza, al Rey Condoy o a Dios, se dejan derramar unas gotas de la bebida, para convidar y agradecer.

Una experiencia que enseña a agradecer a la naturaleza por todas sus bondades, por permitirnos sacar de su tierra, los alimentos con los que vamos a nutrirnos, a devolver un poquito de lo que nos otorga y sobre todo, a apreciar el hecho de estar vivos.

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