La vida de Ramesh Chawla ha sido de un peregrinar enriquecedor. Nació en la India y ha viajado por países de varios continentes.
Hijo de dos chef, comenzó a incursionar en el mundo de la cocina desde niño, a los 7 años de edad. Sus papás le enseñaron el arte culinario de la India.
“La comida que extraño de mi papá es un platillo muy sabroso, un platillo popular, pollo de casa; de mi mamá, panza de cordero. Nunca he podido igualar el mismo sabor. Esta comida siempre, siempre la extraño, el sabor de la familia”, dice con nostalgia.
Decidió profesionalizarse y estudió gastronomía internacional; después una maestría.
Su arte en la cocina lo llevó a viajar por varios países, primero de Asia y después de Europa. Conoció Arabia Saudita, Quebec, Estados Unidos y después, México.
Trabajaba en una cadena internacional. Un hotel “y nunca sabía cuándo ni a dónde me iban a mandar”.
Así fue como aprendió a dominar todas las cocinas, “Domino al 100 por ciento la cocina hindú, la cocina china, la cocina japonesa, la italiana, la francesa, thai y también sé un poco de cocina griega”.
La historia de un amor
A México llegó por su trabajo, pero al terminar su contrato laboral ya se había enamorado.
Se preguntó si regresaría a la India o se quedaría en México. Finalmente se decidió por quien es el amor de su vida. Su esposa, con la que vivió siete años de amor.
Estaba embarazada cuando decidieron vivir en Oaxaca.
Al inició no encontró trabajo, a pesar de tener su cédula profesional de la maestría, “busqué en varios lugares trabajo y no encontré. Amo mi trabajo y entré a un restaurante de comida japonesa, pero no me pagaban lo suficiente”.
Platicó con su esposa, quien le sugirió abrir un restaurante. Abrió el primero en la cochera de su casa, llevando la comida a domicilio.
La dueña de un restaurante con la que trabajó, que después se volvió su hermana de corazón, fue la que le sugirió abrir un restaurante de comida hindú y le ofreció ayudarlo, así nace Mini Taj.
Acá en Oaxaca enfrentó la prueba más dura de su vida al morir su gran amor. Se quedó a cargo de su hijo y decidió no claudicar, en honor a ella, luchar por conservar Mini Taj y enseñarle a su pequeño todas sus artes.
“El sueño que tuve con mi esposa es que mi hijo, cuando tenga 18 años sea un buen chef, que aprenda de cocina y tenga una mejor vida”.
Por lo pronto, el pequeño, de ahora 7 años, ya sabe cocinar lo básico, como cordero, pollo, thali, naan y samosas.
Inquieto, el pequeño revolotea alrededor de su papá, mientras éste le enseña pacientemente cómo preparar cada guiso.
Ramesh Chawla nos contó que de México, le gusta la barbacoa de cordero y de becerro, de Oaxaca la tlayuda y también le gusta el pozole, que parece comida hindú.
Al preguntarle su lugar favorito para comer, nos confió que prefiere la comida de casa, porque es más típica.
“Me gusta comer en Tlacolula, en el Tule, en los tianguis, porque ahí hay comida típica, comida mexicana”.
Enamora con su comida
Disfrutar de la comida de Ramesh Chawla es un verdadero privilegio que se tiene en Oaxaca.
Su preparación lo ha llevado a perfeccionar sus técnicas y a lograr un sazón inigualable.
Aunque a Mini Taj llegan muchos extranjeros, la mayoría de los que van a probar sus platillos son oaxaqueños, a los que les gusta esta comida.
El año pasado, el gobernador visitó Mini Taj y le dijo que ahí se disfrutaba la mejor comida hindú, “el gobernador Alejandro Murat también ha venido a probar mi comida un par de veces. Vino con su familia y todos probaron los platillos, incluso tengo fotos con ellos”
Otra personalidad que ha visitado Mini Taj es la cantante Lila Downs, “ella ha sido una de mis mejores clientas, ha venido cuatro o cinco veces y sus opiniones han sido de las mejores que me han dado”.
La oportunidad en Oaxaca de probar la comida hindú, preparada de la manera tradicional y disfrutando esta cultura, es una ventaja que se debe aprovechar para conocer los sabores de esta cultura milenaria.