♦ Yolanda Peach | Leche con tuna
Un maestro culinario cuya vida es un testimonio viviente de pasión, determinación y amor por la gastronomía mexicana es Gerson Madrid Castro. Actualmente en el vibrante Puerto Escondido, donde las olas besan la arena y el aroma del mar se entrelaza con el sabor de las tradiciones.
Con su restaurante Metxcalli como emblema, Gerson nos lleva por un viaje culinario donde cada platillo es un recuerdo, cada ingrediente una historia y cada sonrisa una recompensa.
Desde sus primeros años, encontró su vocación en el vaivén de las olas a lado de su padre, un pescador de profesión. «Cada vez que salíamos juntos, aprendía más sobre el mar y sus regalos. Al regresar, cocinar el pescado se convirtió en una danza, desde filetearlo hasta asarlo», rememora con ojos brillantes.
No es sorpresa que sus primeros experimentos culinarios fueran junto a su hermano, en la intimidad de su hogar. Con un hornito y una botella de mezcal, estos dos jóvenes aventureros cocinaban pizzas, demostrando que la creatividad y el amor por la cocina no conocen de límites.
“Cuando yo era joven siempre me quedaba con mi hermano en la casa, siempre jugábamos a esto, no era tanto de jugar, nosotros nos cuidábamos, siempre nos preparamos algo de comer”.
Pero Gerson quería más. Decidió formalizar su pasión estudiando gastronomía. “Buscaba restaurantes, lugares en los que pudiera aprender y así fue mi comienzo”.
Inicio en el restaurante italiano Formaggio, y de ahí su meta era buscar mejores restaurantes con buena proyección gastronómica.
Trabajó bajo la guía de renombrados chefs como Pablo San Román en el restaurante Ekilore, Juantxo Sánchez en cocina española, José Manuel Baños en Pitiona y Alejandro Ruiz en Casa Oaxaca.
Su búsqueda ambién lo llevó a Mérida, donde se sumergió en el mundo de K’u’uk bajo la batuta del chef Pedro Evia, después asesoró a un empresario en Cozumen y se fue como chef a Jacinta, en la Isla del Caribe.
Sin embargo, el llamado de su tierra natal era fuerte. Regresó a Puerto Escondido, donde las raíces se entrelazaban con su alma. «Puerto Escondido es mi hogar, mi inspiración. Aquí encontré mi voz culinaria nuevamente», comparte emocionado.
Fue aquí donde, en 2018, junto a su familia, dio vida a Metxcalli, un reflejo de su pasión por la cocina oaxaqueña y su deseo de innovar. “Comencé a ver mis raíces de nuevo, la vida en la playa, el mar, la vida de puerto”.
Metxcalli no es solo un restaurante; es el alma de Gerson plasmada en cada platillo. «Aquí, fusiono técnicas aprendidas con sabores auténticos de Oaxaca, influenciados por mi madre, mi tía, mi abuela y cada chef con quien tuve el honor de trabajar», explica con orgullo.
“Como chef la neta soy bien chido. Aquí con el personal, con la cocina, en mi cocina, no sé, me gusta jugar con el producto, me gusta disfrutar el trabajo y que la gente que está a mi alrededor también disfrute y les apasione lo que están haciendo”.
Con su restaurante, Gerson ha puesto a Puerto Escondido en el mapa gastronómico, ofreciendo platos que celebran la riqueza del mar y la tradición oaxaqueña.
Más allá de su destreza culinaria, es un hombre que irradia alegría y pasión. «Cada día es una oportunidad para aprender y ser feliz», afirma. Su deseo más profundo es ser recordado como un buen amigo, un buen jefe y, sobre todo, como la persona alegre y apasionada que es.
«Quiero ser recordado como alguien que ama la vida, la cocina y comparte esa alegría con todos», concluye con una sonrisa contagiosa.
“Pienso en qué voy a tener un buen día, que voy a tener un gran día, así estén las cosas difíciles, siempre visualizo lo mejor de mí para ese día y todos los días, cada día aprendemos cosas buenas, para mí eso es lo más importante, comenzar con una buena actitud y comenzar el día siendo felices”
En Gerson Madrid Castro, encontramos no solo a un chef extraordinario sino a un hombre cuyo corazón late al ritmo de Puerto Escondido, dejando un legado culinario que perdurará en el tiempo y en los corazones de quienes tienen el privilegio de conocerlo.
