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Un legado intangible en Puerto Escondido

Yolanda Peach | Leche con tuna

Una taquería que es sinónimo de tradición, sabor y legado en Puerto Escondido es La Tropicana. Fundada en julio de 1986 por el señor Julio Margarito Jiménez Arellanes y su esposa Ignacia del Carmen Arellanes, es un testimonio vivo de esfuerzo, pasión y familia.

Originarios de Santa Catarina Cuixtla, Miahuatlán, Julio y Carmen emigraron a Puerto Escondido con un sueño y una determinación inquebrantable. Julio, con la valiosa experiencia de haber trabajado en reconocidos restaurantes como La Playita de Monterrey, Nuevo León, y Siberia, decidió innovar y fue pionero en introducir los tacos al pastor en carbón, una propuesta culinaria revolucionaria en la región.

Sin embargo, el camino hacia el éxito no fue fácil. Durante dos arduos años, la familia comenzó su travesía como vendedores ambulantes, enfrentando desafíos y adversidades que solo fortalecieron su resolución. Después de superar esos obstáculos, establecieron La Tropicana en su ubicación actual, un espacio que ha sido testigo de 35 años de historia, sacrificio y crecimiento.

La esencia de La Tropicana radica en la familia. Los cinco hermanos: Lorena, Sandra, Liliano, Julio y Omar, han contribuido con su pasión y dedicación al negocio. Aunque cada uno ha seguido sus propios caminos profesionales, todos convergen en La Tropicana, compartiendo una visión común y un amor profundo por la taquería.

La partida de Julio Margarito en abril de 2019 dejó un vacío emocional, pero su legado persiste. Fue su visión la que inspiró el nombre de La Tropicana, y su esposa, Ignacia, ha continuado orientando y administrando el negocio, infundiendo en cada platillo el sazón y el amor que lo caracterizan.

Inicialmente centrados en tacos al pastor, la demanda y la competencia llevaron a La Tropicana a diversificar su menú. Desde pollo y quesillo hasta alambre, cada platillo es una celebración de la autenticidad y la tradición mexicana, atrayendo tanto a locales como a visitantes internacionales.

Con un horario de 4 p.m. a 12 a.m., La Tropicana ofrece buen sabor y un cálido ambiente. Aunque han recibido solicitudes para abrir sucursales, la familia se mantiene firme en su decisión de preservar la singularidad de La Tropicana, honrando el legado de sus padres y su visión.

Ya sea disfrutando de tacos al pastor, guacamole con chile, cerveza o aguas frescas, cada visita es un homenaje al esfuerzo, la pasión y el legado intangible que la familia Jiménez Arellanes ha cultivado durante décadas. Porque como siempre decía Julio Margarito, «cuando hay que retirarse es cuando se está arriba», y en La Tropicana, el legado continúa floreciendo.

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