♦ Yolanda Peach | Leche con tuna
Por años, Fernando Santiago soñó con volver. Desde lejos, entre turnos de trabajo y nostalgia, recordaba su tierra, su gente, el bullicio del mercado y ese sol que lo abrazaba distinto al de cualquier otro lado.

Fueron diez años de migrante antes de regresar a su pueblo. Y cuando por fin volvió, no lo hizo con las manos vacías: traía una idea, una promesa que pronto compartió con su esposa, y una sed profunda de raíces.

Así nació Sol y Mar, primero como un pequeño puesto, con unas cuantas sillas, unas pocas mesas, pero con una ilusión que lo llenaba todo.
Corría el año 2015 y el local apenas se levantaba, pero ya en sus platos comenzaba a cocinarse una historia de amor por la comida y por el terruño.

Hoy, ese modesto inicio se transformó en un restaurante acogedor, familiar, con áreas para niñas y niños, una terraza pensada para convivencias y reuniones, y varios rincones que invitan a quedarse más tiempo del que uno planeaba. Pero lo esencial no cambia: en Sol y Mar, cada platillo es una declaración de principios.

Fernando y su equipo madrugan para buscar producto fresco en el mercado municipal. Compran local, apoyan el comercio del pueblo, seleccionan lo mejor. Lo hacen sin alardes, con la naturalidad de quien sabe comer bien.

Cuando uno prueba su aguachile –especialidad de la casa, receta celosamente afinada– es fácil entender por qué este lugar se ganó un sitio en el corazón de Zimatlán. El sabor es profundo, balanceado, de esos que te hacen cerrar los ojos y asentir en silencio.

Lo que emociona es la mirada de Fernando cuando habla de su restaurante. “Ver que el cliente disfrute su comida y termine todo su platillo… eso me da una satisfacción enorme”, dice. Se le ilumina el rostro, como si esa escena cotidiana fuera un milagro que no deja de agradecer.

Sol y Mar está ubicado en el kilómetro 11 de la carretera Oaxaca-Puerto Escondido, justo antes de la unidad deportiva. Abren todos los días, de 10 de la mañana a 7 de la tarde. Aquí está el espacio donde el regreso se celebra con comida, familia y memoria.