Una historia que espera despertar la solidaridad y el apoyo de la comunidad en la búsqueda de un reencuentro familiar.
♦ Yolanda Peach | Leche con Tuna
En un rincón de Oaxaca, una historia de amor y separación ha estado silenciosamente aguardando ser contada. Ángela Juárez Hernández, de 103 años, ha pasado décadas buscando una conexión perdida: su familia biológica.
Separada de su madre, Tránsita Merlín, cuando apenas tenía un año, Ángela lleva consigo la carga emocional de una separación que se prolonga a través de los años. Su historia, hasta ahora guardada en el corazón de esta centenaria mujer, busca ahora llegar a la comunidad con la esperanza de despertar solidaridad y apoyo en su búsqueda.
En una entrevista íntima y conmovedora, Ángela compartió la angustia y la esperanza que han marcado su vida. «Me vine de Putla de un año porque mi papá me secuestró. Mi mamá no sabíam cuando llegó del comercio ya no me encontró a mí ni a mi papá,¿Te imaginas? Qué dolor vivió mi madre. Mamá hay una no más».
Ángela, cuyo nombre original sería María Natividad de los Ángeles, fue separada de Tránsita Merlín por circunstancias que aún no han sido completamente esclarecidas. Su padre, Apolinar Juárez, la llevó consigo, cambiando su destino y su nombre en el proceso.
Desde entonces, su vida ha sido una búsqueda constante de respuestas y un anhelo profundo de reencuentro. Cree que su madre era viuda y que tenía dos hijos, una mujer llamada Modesta, y un hombre. .
Ahora, mientras su historia se prepara para ser compartida con el mundo, Ángela espera con esperanza que su llamado a la solidaridad y la ayuda sea escuchado. A través de la difusión de su historia, Ángela confía en que alguien, en algún lugar, pueda tener la clave para cerrar este capítulo de su vida con amor y reconciliación.
