♦ Yolanda Peach | Leche con tuna
En el corazón de Tlacolula de Matamoros, donde la tradición y el sabor se entrelazan de manera sublime, Barbacoa Leo se erige como un rincón culinario que ha sido el hogar de la auténtica barbacoa oaxaqueña durante más de medio siglo.
Ahora, en su nuevo domicilio, ubicado en la avenida Ferrocarril esquina con tercera privada de Ferrocarril, en el paraje La Chicuela, continúan la tradición que los ha convertido en un referente gastronómico en la región.
El liderazgo de esta auténtica joya culinaria recae en manos de doña Leonarda Ramos Ramírez, quien es la actual cabeza de Barbacoa Leo. Su familia lleva preparando barbacoa desde 1950, y actualmente representan la cuarta generación dedicada a esta labor.
Sin embargo, su legado va más allá, ya que su familia fue fundadora tanto del Mercado de Abasto en la capital oaxaqueña como del mercado de Tlacolula, donde dejaron su huella como pioneros de la barbacoa.
En Barbacoa Leo, la tradición cobra vida a través de la preparación de la barbacoa de chivo y de borrego, ya sea blanca o enchilada, que se puede adquirir por kilo, medio kilo o un cuarto, según las preferencias de los comensales.
Además de estas delicias, los visitantes tienen la opción de degustar un consomé, ya sea con o sin carne, o los tradicionales tacos de barbacoa que son una verdadera joya de la casa.
El arte de la cocina en Barbacoa Leo no se limita únicamente a la barbacoa, ya que en el comal se preparan memelitas de quesillo, tortillas y empanadas que complementan la experiencia culinaria. Entre las especialidades de la casa se encuentran las tortas de pan amarillo rellenas de barbacoa, y al igual que los tacos, una vez que están preparadas, se dejan reposar en el comal, permitiendo que el pan absorba los vapores y los jugos de la carne, creando una combinación de sabores que deleitan los sentidos.
Para acompañar estas delicias, Barbacoa Leo ofrece una variedad de bebidas, desde el tradicional chocolate de agua y atole hasta el champurrado y refrescos. Además, se pueden disfrutar de pan de cazuela y cuernitos, complementando una experiencia culinaria que celebra la riqueza de la cultura, la historia y el amor que ha sido transmitido de generación en generación, manteniendo viva la tradición de la auténtica barbacoa oaxaqueña.