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Un recorrido por los sabores de Oaxaca

♦ Yolanda Peach | Leche con tuna

Tener tus raíces en Oaxaca y crecer en sus calles es sinónimo de pinceladas de recuerdos ligadas a los sabores.

Mercados coloridos donde te reciben con pruebas de chapulines o de quesillo. Vecinos de poblaciones cercanas para ofrecer tomate, calabazas, miltomate, elotes tiernos, gallinas criollas, tostadas. Una gran variedad de productos, la gran mayoría de huertos orgánicos. En la casa, guisos en los que predomina el maíz, el chile, el tomate.

Sin darse cuenta, educas tu paladar para saborear la buena cocina, no en balde se considera a los oaxaqueños como los comensales más exigentes.

El restaurante Las Quince Letras ha enamorado a amantes de la buena comida de todo el mundo con sus sabores auténticos oaxaqueños y le ha valido para obtener un sinfín de reconocimientos.

Tienen la propuesta de un menú degustación, en donde puedes saborear los platillos más emblemáticos en Oaxaca.

Inician con un taquito de tasajo, quesillo, chapulines y rabanitos, ese que te prepara tu mamá para consentirte por la mañana, que parece sencillo, pero esa mezcla de texturas son las que llenan el alma.

Sigue una garnacha istmeña, importación del Istmo de Tehuantepec, que prepara con cebolla morada curtida y queso istmeño.

Las manitas de puerco no faltan en una cenaduría de Oaxaca, aquí te las ofrecen finamente picada sobre una tostada, coronada con quelites y láminas de rábano.

El sabor explosivo lo dulce con lo picante está en los molotes de plátano rellenos de picadillo en mole coloradito.

Vinagre, chile, cebolla y carne. Una fusión que se saborea en los chiles de agua a la vinagreta, y de la que, cada familia de la capital oaxaqueña, tiene su propia receta.

El calorcito de casa, lo ofrecen con el consomé de Celia, una receta familiar de la chef Celia Florián, con consomé de pollo, con poro y papa.

Otra sopa: la verde, preparada con miltomate, tortilla frita y tasajo oreado.

Todo esto, lo acompañamos con un vino tinto español, que, aunque no es tan común en las casas oaxaqueñas, maridó perfecto con todos los platillos.

En este punto ya se probaron todos los sabores que identifican a Oaxaca, los platos que te llevan a la casa de abuelita, a las salidas a cenar, al mercado con mamá y a un domingo familiar.

El postre nos lo dieron a escoger, se eligió el flan de queso, lo que faltaba para acabar de apapacharte.

Si tienes la oportunidad y eres de Oaxaca encontrarás que son sabores que despiertan recuerdos, emociones y sentimientos; si vienes de visita, será como probar la esencia de la cotidianidad de esta cultura culinaria.

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