Este recorrer de sabores en Oaxaca nos ha dejado amigos entrañables, anécdotas multicolores y la puerta abierta a la magia de su gente.
Nuestra última visita a Villa Putla de Guerrero fue fenomenal. Nos reencontramos con amigos y conocimos a personas maravillosas.
Íbamos con un grupo de personas, por la calle, cuando les llamó la atención un camión que llevaba sandías frescas. Se les antojó y corrieron a comprar.
Me quedé atrás porque me llamó la atención unas empanadas que vendían en una esquina. Me acerqué a ver y pregunté si podía tomar una foto.
Así conocí a doña Magdalena Cortés, quien me respondió que seguro no conocía esa comida. Me preguntó si era de Ucrania, pues sabía que los de ese país andan huyendo.
Un cliente que estaba en ese momento preguntó también. Me dijo que sabía que en ese país había guerra y quería saber un poco. Les dije que no, que también soy oaxaqueño.
Y así, de la nada, doña Magdalena me invitó la empanada para que supiera lo que era bueno.
Y vaya si estaba buena, es un mole amarillo que prepara con chile costeño criollo y yerba santa, las fríe en aceite y quedan deliciosas, bien picositas.
Su puesto lo tiene en la esquina de la calle Veracruz esquina Coahuila. Al rato se fue el cliente y me quedé a platicar con ella.
Abre de domingo a viernes, además de las empanadas, prepara tacos y molotes, tiene un teléfono para pedidos, el 953 156 75 36.
Cada región tiene sus propios sabores, como estas ricas empanadas, y en cada lugar, encuentras a personas bondadosas, como doña Magdalena.
