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La Herencia del Sabor, la dulce tradición en Oaxaca

El aroma a los dulces recién horneados la llamaba, la obligaba a correr escaleras abajo directo a los brazos de su papá, brincar alrededor y pasarle latas, ponerle azúcar a un barquillo, picotear el coco que serviría de relleno a la empanadita.

Teresita de Jesús, cocinera tradicional de la Villa de Etla, recuerda a su padre y una infancia muy dulce, impregnada en la elaboración de recetas que aprendió desde siempre.

“Comer en familia, en una mesa grande, mientras la torta está en el horno”.

Sabe el valor de la enseñanza recibida, quizá por eso llamó a su local La Herencia del Sabor, ahí expende, todos los días, los dulces regionales que han dado fama a la Villa de Etla.

Aunque podríamos decir que son los mismos que caracterizan al postre típico de los Valles Centrales, en Etla tienen un toque especial.

“Los elaboramos a mano, con instrumentos de barro y madera, en horno de leña, se sigue la receta de la familia, razón por la que son tan conocidos”.

Don Pancho, su padre, era conocido por lograr ese sabor único, que se creía inigualable, “una de mis mayores satisfacciones es que me digan, al probar mis dulces, que saben igual que los que hacía mi papá, que son muy ricos”.

En la Herencia del Sabor encuentras desde el sabor de un mezcal en los borrachitos, un dulce panecillo sonrojado, empapado de licor y miel, hasta los nenguanitos, que son galletitas bañadas en miel.

Están los barquillos, rellenos de lechecilla, las empanaditas, ya sea de piña, coco, fresa, lechecilla o piña coco, un sabor que sólo encontrarás acá.

El clásico mamón en cazuela de barro, la cocada, cuyo coco es horneado, “ninguno de los dulces tiene conservadores, ni levadura industrial, no usamos químicos, todo es casero”.

Para Teresita de Jesús Canseco, su mayor logro, es que fue reconocida como cocinera tradicional, “somos tres generaciones preparando los dulces regionales de Oaxaca”.

Al prepararlos, siente que honra a su familia, a su papá, a su abuelo, “me ha marcado la historia, los recuerdos familiares, por eso los preparo con gran amor, como siempre”.

Así, sin escamotear los ingredientes, como la cantidad exacta que se requiera de yemas, el almíbar a la manera tradicional, los dulces regionales requieren precisión, dedicación, paciencia y tiempo.

Una tradición que le da dulzura a Oaxaca, y que, por regla general, se disfruta acompañada de una refrescante nieve, por lo que, estamos seguros, los dulces regionales siempre estarán acompañados de un dulce recuerdo de infancia.

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