Cuenta la historia que tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltazar, viajaron desde el Oriente hasta Jerusalén guiados por una estrella, para adorar al Rey de los Judíos recién nacido. Ellos le llevaron tres ofrendas: oro, incienso y mirra. Los tres “Reyes del Oriente” encontraron al niño Dios y se postraron ante él.
El día en que los tres reyes magos conocieron al niño Jesús, se le denomina como Epifanía, encuentro que simboliza la rosca de reyes. Es importante resaltar que epifanía significa “manifestación”. la iglesia católica justamente celebra este acontecimiento el 6 de enero.
Es por es tal razón que desde hace muchos siglos se acostumbra partir la Rosca de Reyes el día 6 de enero.
El origen de la Rosca de Reyes tiene su origen en las saturnales romanas, que eran festejos dedicados al dios Saturno. En dichas festividades se elaboraba un pan redondo con higos, dátiles y miel que era repartido entre todos.
En el siglo III se insertaba en la torta un haba seca para que, a quien le tocara, fuese nombrado rey de reyes durante un corto periodo de tiempo.
Otras versiones apuntan a que la Rosca de Reyes es una representación de la corona de Adviento.
Este último es un periodo de cuatro semanas previas al nacimiento de Jesús; la Iglesia Católica tiene la tradición de colocar una corona con cuatro velas y encender una cada domingo previo a la Navidad.
La Iglesia Católica cambió el pastel en forma de corona para honrar a los Reyes Magos y el haba se cambió por un rey de porcelana, que tiempo después cambió por un niño Jesús.
La rosca llegó a México en la era del Virreinato. Se usaba para conmemorar la llegada de los Reyes Magos a Belén.
En nuestro país se adoptó poner un muñeco alusivo a Jesús dentro de la rosca, en alusión a que el niño Dios tuvo que ser escondido debido a la matanza de menores que realizó el Rey Herodes.
La forma ovalada de la rosca simboliza el amor de Dios, sin un principio ni fin.
Las frutas como el ate simbolizan la gracia traída por Jesucristo. Otros señalan que son las joyas de los reyes que significan amor, paz y felicidad y algunos más, las distracciones del mundo para no encontrar al Niño Dios.
En México se tiene la tradición que a quien le sale el niño Dios, automáticamente se convierten en madrina o padrino del niño y deben llevarlo a bendecir a la iglesia y festejar el acontecimiento con tamales y atole el 2 de febrero, Día de la Candelaria.