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Calaveritas en dulce

El Día de Muertos en México es un claro ejemplo de que la cultura prehispánica y sus costumbres sobreviven.

Al llegar los españoles y darse la conquista, se escandalizaron por los rituales culturales, al considerar que iban en contra de la ordenanza católica.

Pese a que los prohibieron, nuestros ancestros lograron disfrazarlos y conservar la tradición.

Las calaveritas en dulces es una muestra. Estos dulces en forma de cráneos sirven para recordar a los muertos y el destino que todos compartiremos, al tiempo de agasajar nuestro paladar y mantener una de las tradiciones más ricas de México.

La ofrenda iba destinada a Mictlatecuhtli, el dios del inframundo, una ofrenda que aseguraba el paso de las personas a otros niveles.

Con la fusión de culturas, los mexicanos siguieron practicando esta ceremonia y adquirieron algunas técnicas europeas, como el famoso alfeñique, el cual utiliza azúcar, agua caliente y limón para crear una masa moldeadora parecida al caramelo y así, realizar diferentes figuras, entre ellas las famosas calaveritas que representan esa expresión netamente mexicana.

Las calaveritas de azúcar recuerdan a la muerte siempre presente. El paso inevitable de lo terrenal a lo místico.

En Zaachila, visitamos a la señora Tomasa Melchor, quien junto con su cuñada, prepara este dulce. Nos contó que es la tercera generación en elaborarlos.

Aparte, compartió la receta. Se trata de un dulce que requiere de fuerza y paciencia.

El secreto estriba en preparar la mezcla con leña en una olla de barro “porque con estufa se pone chicludo”.

Dos kilos y medio de azúcar por 250 mililitros de agua, unas gotitas de limón y a esperar que quede en su punto.

Una vez que llegó a su punto exacto de ebullición, se vacía sobre una mesa especial de cemento y comienza a amasarse hasta lograr la consistencia moldeable y se torna blanco.

Entonces comienza la carrera por moldear las figuras. Elaboraron ángeles, carneros, borregos, canastas con flores y una pareja de novios.

Las calaveras llevan más tiempo. Esas van en molde y se preparan por lo menos con dos meses de antelación.

Enseguida inicia el adorno con pintura vegetal, esperan que se cristalice por completo y la figurita que adornará el altar queda lista.

Al ser azúcar, puede después ser utilizada para endulzar algún postre.

Esta técnica tan socorrida, es una tradición que amenaza con desaparecer en esta familia “porque es desgastante… a mí ya me salieron hernias en la columna”, comenta doña Tomasa.

Sin embargo, es uno de los elementos principales para el altar de muertos por su significado y sin duda, es parte de la cultura mexicana que no morirá.

 

 

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