♦ Yolanda Peach | Leche con tuna
Preservar la cultura ancestral zapoteca a través de la lengua, la gastronomía, las artesanías y sus tradiciones, un logro del que se enorgullecen en Tlacolula de Matamoros.
Estudiantes del Centro de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios 124 “Mariano Matamoros” concluyeron un taller de zapoteco e inglés que tuvo una duración de cuatro semanas con la participación de los doctores Felipe H. López y Brook Danielles.
En el acto de clausura, compartieron sus experiencias, en donde también participaron estudiantes de las universidades de Yale University y Haverford College con la lectura de poemas, leyendas y relatos en zapoteco e inglés.
En el evento, la maestra Evangelina Aquino, les habló de la importancia de conservar esta lengua y la cocina tradicional, que es parte de la riqueza cultural de Tlacolula, “a final de cuenta son nuestros orígenes, debemos sentirnos orgullosos de ser originarios de estas tierras tan sagradas”.
A tono con el concepto cultural, ofreció un platillo inspirado en los antepasados, con maíz, calabaza, nopales y chiles.
Destacó el último descubrimiento en Yagul, donde se encontró una cocina prehistórica de más de ocho mil años de antigüedad en la cueva La Paloma y uno anterior, el de las semillas más antiguas que demuestras que Tlacolula es la cuna de la civilización mesoamericana.
Por su parte, el arqueólogo Leobardo Daniel Pacheco Arias, destacó que es importante saber sobre los orígenes, “es muy importante escuchar los relatos, los poemas y leyendas en zapoteca, ver como a través de la lengua se construye todo un mundo”.
“Es como un artesano, al crear una taza no sólo plasma sus huellas dactilares, sino plasma su cultura, al crear un textil se plasma un mundo, toda la belleza cultural se saborea en la gastronomía, tenemos ese privilegio de nacer en este territorio donde existió una dieta que se conserva hasta nuestros días”.
Se compartió con los alumnos una tostada de maíz, con pipián de semilla de calabaza, chintextle y chapulines, así como tejate, como una analogía para resaltar la riqueza gastronómica y la importancia de las lenguas originarias.