♦ Yolanda Peach | Leche con tuna
En el corazón de la Temporada de Mole de Caderas, Las Rosas restaurant se convirtió en el anfitrión de un evento culinario y cultural que deleitó a los asistentes y rescató una de las tradiciones más icónicas de Oaxaca. El evento contó con la presencia de invitados especiales como Rita Ramírez y el experimentado cocinero tradicional Marco Estrada de la Carreta Restaurant, quienes se sumaron a esta deliciosa experiencia.
En un ambiente donde la representación de los chivos, cazuelas, guajes, trajes típicos y una multitud de detalles se entrelazaron, se llevó a cabo un viaje a través de la historia y el rescate gastronómico del mole de caderas, uno de los platillos más emblemáticos de la región de la Mixteca.
Los asistentes no solo se deleitaron con la increíble variedad de sabores, sino que también disfrutaron de la melodiosa voz de Renata Arenas, quien interpretó canciones 100% oaxaqueñas, aportando un toque cultural a la experiencia. Georgina Meneses, gran cantante oaxaqueña internacional, quien asistió a esta experiencia culinaria, sorprendió a los asistentes al cantar algunas melodías.
El Mole de Caderas, preparado de forma magistral, estuvo acompañado por tres variedades de mezcal: madre cuishe, arroqueño y tepextate, realzando aún más el carácter tradicional de la velada.
La culminación de esta experiencia gastronómica fue dulce y encantadora, con la degustación de nicuatole, tejocote y calabaza en dulce, resaltando los postres tradicionales de Oaxaca.
La cronista gastronómica Tania Arenas, conocida como «La Reina de los Moles», compartió su perspectiva sobre la importancia de continuar rescatando y promoviendo platillos oaxaqueños de diversas regiones.
Subrayó la necesidad de generar un consumo local autosustentable por temporadas, lo que no solo contribuye a una economía sostenible, sino que también preserva la identidad y la tradición culinaria de Oaxaca. «El Rescate Gastronómico es una forma de mantener viva la riqueza de nuestra cultura a través del sabor», enfatizó.
Este evento no solo se trató de comida, sino de una celebración de la identidad oaxaqueña y un homenaje a la rica tradición culinaria de la región. Se demostró que la comida es una forma poderosa de preservar la cultura y compartirla con el mundo.
