♦ Yolanda Peach | Leche con tuna
El Día de Muertos es una festividad profundamente arraigada en la cultura mexicana, y no hay mejor manera de honrar a los seres queridos que han partido que a través de la comida tradicional. En Oaxaca, el mole negro es uno de los platillos más emblemáticos de esta época, y este año el restaurante Cruz Blanca ha decidido rescatar la esencia de esta tradición culinaria al ofrecer un mole negro auténtico, elaborado con ingredientes originales, y presentándolo de una manera única y contemporánea.
Cruz Blanca, en Cuilápam de Guerrero, se ha destacado por su compromiso de incentivar el consumo local de la región; utiliza ingredientes de locales y de temporada con técnicas de todo el mundo. En esta temporada de Día de Muertos, el restaurante ha decidido revivir el espíritu del mole negro, un plato que ha sido una parte fundamental de las celebraciones de esta fecha durante siglos.
Lo que hace especial a esta versión del mole negro en Cruz Blanca es la cuidadosa selección de ingredientes. El chile chilhuacle negro, conocido por su sabor profundo y único, es uno de los componentes esenciales que se utilizan en esta receta. Este chile es característico de Oaxaca y es considerado un tesoro culinario por su sabor y escasez. El restaurante ha trabajado incansablemente para obtener y preservar este ingrediente así como todos los que se utilizan en esta receta.
Pero la innovación no se queda atrás en Cruz Blanca. Para darle un giro contemporáneo a esta receta tradicional, el mole negro se sirve con panceta de cerdo a la leña, arroz campesino y ensalada de verdolagas. Esta combinación de sabores resalta la riqueza del mole, ofreciendo a los comensales una experiencia culinaria única y memorable.
Cruz Blanca se enorgullece de mantener las técnicas y procesos tradicionales en la preparación de su mole negro, honrando la autenticidad de la receta. Además, para aquellos que deseen disfrutar de esta exquisitez en casa, el restaurante ofrece la opción de adquirir el mole por kilo por encargo, para que las familias puedan llevar el espíritu del Día de Muertos a sus propias mesas.
Una parte fundamental de la experiencia en Cruz Blanca es la forma en que se sirve el mole. Las tortillas a mano, preparadas con amor y dedicación, acompañan este plato de manera excepcional, resaltando la importancia de la tradición y el arte culinario en Oaxaca.
En un mundo en constante evolución, la tradición y la innovación se unen en Cruz Blanca para mantener viva la riqueza de la gastronomía oaxaqueña en el Día de Muertos. Este restaurante se erige como un faro de la autenticidad y el sabor, recordándonos la importancia de nuestras raíces culinarias y la belleza de combinar lo antiguo con lo nuevo en el plato.
Cruz Blanca no solo celebra el Día de Muertos con su mole negro, sino que también rinde homenaje a las generaciones pasadas y futuras, compartiendo la riqueza de la tradición culinaria de Oaxaca con el mundo entero. Este Día de Muertos, si buscas una experiencia gastronómica única y auténtica, Cruz Blanca es el lugar.