El ritual se repitió esta luna llena.
La lunada de A Medios Chiles esta vez se vistió de colores, se impregnó de la alegría del Istmo de Tehuantepec.
Siguiendo lo que dicta esta fase lunar, días antes se corta el maguey, y es en luna llena cuando empieza al proceso de elaboración del mezcal.
En esta ocasión, la cena de la velada estuvo a cargo de la maestra Ofelia Toledo Bacha, del restaurante Yu Ne Nisa, que se ubica en Amapolas 1425.
La maestra Ofelia, no está de más mencionarlo, fue la primera cocinera tradicional que trajo los sabores del Istmo a la capital oaxaqueña.
La cantante Patricia Alcaraz, se adueñó del escenario con su voz, para deleitar a los invitados con interpretaciones temáticas.
Se daba la bienvenida con un coctel que emulaba a una bebida clásica del Istmo, pero con mezcal como ingrediente principal.
Una experiencia istmeña por todo lo alto. Al presentarlas, la maestra Ofelia, originaria de Juchitán, mostró su orgullo de ser zapoteca, hija de una familia tradicional.
“Con mucho orgullo me invitaron a dar a conocer la gastronomía istmeña, que tiene cultura propia, música, vestimenta (…) desde niñas participamos en la cotidianidad de la cocina y a cierta edad ya somos expertas”.
Y sí, pareciera que los invitados se pusieron de acuerdo, la gran mayoría, incluyendo a los anfitriones, portaban orgullosos la vestimenta típica del Istmo. Las mujeres con vestidos bordados y tocados de flores en el cabello, los hombres con sus guayaberas.
Patricia Alcaraz, cantante de música tradicional nativa de Comitancillo, señaló que se trataría de un recital con mucho cariño, para “transportarse al Istmo de Tehuantepec”.
Cantaba La Ixhuateca cuando se sirvió el primer tiempo: tamalito de elote con crema agría y queso fresco. Un antojito que te transporta. Un sabor que no debe faltar cuando se habla del Istmo y sus desayunos.
Siguieron las garnachas, otro platillo icónico, quizá el más conocido de esta región, acompañado de repollo y zanahoria encurtida, y un molote de plátano con crema y queso.
El anfitrión recorría las mesas con una botella de mezcal, un emsamble de madrecuishe, barril y mexicana.
Naila y luz de luna eran las interpretaciones de Patricia Alcaraz, que era coreada por los asistentes.
En el tercer tiempo, un tamalito de cambray, el tradicional pasita, aceituna, ajo, achito, cebolla, ajo, sal y carne, envuelto en hoja de plátano.
La empresa familiar de Mezcal Medios Chiles, a un paso de volverse sustentables, tienen ya sus sembradíos de maguey, en San Pablo Huixtepec y en el Istmo siembran 12 especies, como el arroqueño, pelón y espadín.
Cumplen 10 años con el palenque, aunque la marca nace en el 2006, poco a poco han crecido y, en la actualidad, su mezcal se consume en la Riviera Maya, Estado de México, Guadalajara, Monterrey.
El plato principal de la noche fue cochito al horno servido sobre una cama de mole negro y puré de papa istmeño.
Definitivamente la maestra Ofelia no pudo elegir mejores platillos para representar a la región del Istmo. La carne suave y el puré tan exquisito dignos de las mejores propuestas de comida gourmet.
En tanto, visitantes europeos cantaban “Nanga ti feo, ti feo ninameni”, estrofa que repitieron con singular alegría.
“Cuando vuelvan a su país, por lo menos llévense un poquito de la cultura del Istmo”, dijo Patricia, que repetía con ellos el coro de El Feo, una de las canciones zapotecas más populares en el mundo.
La joya de la corona fue el postre, un dulce de mango y nieve de mango piña ¡Exquisito!
Como toda fiesta istmeña, ahí no paró la cena. Los asistentes sacaron sus pañuelos y bailaron al son que dictaba Patricia.
Una lunada diferente. Nadie quería ser el primero en salir. Seguía la charla de sobremesa, los mezcales, las risas y las fotos.
Las nubes se despejaron y se asomó la luna llena a lo alto. El ritual quedó pactado.