En definitiva, el platillo que puede representar a México es el mole.
Aunque por mucho tiempo se atribuyó su creación los tiempos de La Colonia, por una religiosa de un convento de Puebla, las investigaciones revelan que, en su forma original, existía desde la época prehispánica.
En su origen, los indígenas mezclaban varios chiles con semillas de calabaza, hierba santa y jitomate, que acompañaban con carne de guajolote, pato o armadillo.
Al llegar los españoles a México trajeron también otros productos, así se le agrega el anís, la canela, a pimienta negra, el pollo, res y puerco.
Cada región fue preparando su mole particular, el negro, el rojo, el verde o el almendrado.
Con el paso del tiempo, algunas recetas han variado y otras, se conservan intactas, respetando la tradición, que, en este caso, se vuelve herencia familiar.
Es el caso del restaurante Las Rosas, han podido preservar durante siete generaciones, recetas auténticas, que elaboran al pie de la letra.
Estuvimos en su cocina y fue realmente agradable observar que, en la preparación del mole rojo, participa toda la familia.
Este mole lo componen 11 especies y siete chiles. Se trata de un verdadero ritual, desde el asado de chiles hasta el molino para la molienda.
Lo sirven con arroz y no cabe duda que es un platillo que sabe a reuniones familiares, a hermandad, a unión.
Esos sabores que te recuerdan a la abuelita, al Oaxaca antiguo y, por supuesto, a fiesta.
Y hablando de fiestas, se acerca la de Muertos y es un platillo que va con esta temporada. Puedes pedirlo al 951 112 72 95 o ir directamente al restaurante. ¡Realmente es delicioso!