Definitivamente, cada región de Oaxaca tiene un distintivo en su cocina y ha logrado preservar su herencia culinaria.
Una de las delicias que son características de Ejutla de Crespo, una población de los Valles Centrales, muy cercana a la capital oaxaqueña, son sus dulces tradicionales.
Dulce de coco, dulce de semilla de calabaza, dulce de leche, dulce de licor, frutas en conserva como son los higos, así como jalea de membrillo y durazno.
Son dulces que se caracterizan por su riqueza, tanto en sabor como en colorido, muchas simulando formas de frutas o figuras simbólicas.
Tal vez, el dulce más característico de este lugar, es el dulce relleno de anís, que año con año, traen a la ciudad de Oaxaca y otros lugares, ya que es imprescindible ponerlo en los altares de muertos. Incluso se dice, que, si falta en la mesa, los difuntos prefieren no visitar ese hogar.
Estos dulces tienen formas curiosas, como ángeles, cruces, calaveritas y flores y otros.
La cocinera tradicional Verónica Josefina Sánchez Pérez es heredera de esta tradición culinaria. La cuarta generación y ahora, con sus hijos también en esta noble tarea, esta rica cultura sigue viva hasta nuestros días.
Dulces Don Carlos, en honor a su abuelo. Aunque no tienen un local, estas delicias las venden todos los fines de semana en su casa, en la calle Morelos número 2, en la Heroica Ciudad de Ejutla de Crespo.
Otro dulce, que tal vez es el de mayor antigüedad, es el que se elabora con la semilla de calabaza, del cual hacen curiosas miniaturas en forma de fruta, con colores variados y vistosos.
No es muy común ver estos dulces, y, sobre todo, que los sepan preparar como es la tradición, como el dulce de leche, quizá nuestro favorito por su delicioso sabor.
Estos dulces, en la actualidad, tienen el sello de Oaxaca, por eso, no hay que dejar atrás nuestra cultura culinaria, ya que mientras sigamos apoyando el consumo local, preservamos esta exquisita tradición.
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