♦ Yolanda Peach | Leche con tuna
La primera mordida no es cualquier cosa: puede ser un sopecito recién preparado, una tetela de la Mixteca o una torta de chilaquiles que llega rebosante al plato. En El Aguacate, en Puerto Escondido, el desayuno empieza con maíz y se despliega en variaciones que combinan lo popular con lo inesperado.
El proyecto nació en plena pandemia, cuando Marisol y su hermana decidieron arriesgarse a abrir un comedor en un momento en que lo más común era cerrar.
El juego se volvió apuesta y, poco a poco, los desayunos de El Aguacate encontraron su lugar entre locales y visitantes.
La carta busca cercanía. Chilaquiles sencillos, rellenos o divorciados; tlayudas; tetelas directas de la tradición mixteca; un huevo escondido que ya es favorito de la casa. Todo acompañado de jugos y licuados preparados al momento, pensados para mesas familiares o mañanas sin prisa.
El valor diferencial no está en inventar un platillo imposible, sino en recuperar la esencia de la cocina de maíz como base de cada preparación. En palabras de Marisol, “Aguacate sabe a hogar, amigos, familia”.
El Aguacate se encuentra en la calle Décima Norte, en el centro de Puerto Escondido, a unos pasos del mercado Benito Juárez. Abre todos los días de 8 de la mañana a 2 de la tarde, el horario perfecto para quienes buscan desayunos contundentes después de la playa o antes de empezar la jornada.
En una ciudad donde los menús suelen mirar al turista extranjero, El Aguacate ofrece un punto de contraste: desayunos con identidad oaxaqueña, servidos en un espacio amplio y fresco.
Una propuesta en donde se comprueba que, en Puerto Escondido, el día también puede empezar con sabor a tradición.
