♦ Yolanda Peach | Leche con tuna
La fama viaja más rápido que el oleaje. Hay quienes llegan a Puerto Escondido con la maleta llena de historias escuchadas en Bali o en Italia: un pequeño restaurante de mariscos llamado Fish Shack, plantado en La Punta, donde los sabores de Luisiana se entrelazan con toques mexicanos y destellos de cocinas lejanas.
Patricio Sandoval, el chef detrás de la propuesta, habla de un viaje. “Nuestro tartar lleva una vinagreta de miso, la canasta de coliflor se acompaña con salsa de curry y yogurt, los tacos llevan chipotle con col morada y aguacate”, enumera con precisión.
La lista suena a pasaporte culinario, aunque todo aterriza en un mismo destino: un paladar que sabe a Puerto Escondido.
El taco de camarón frito con coco se convirtió en estrella. Es el más pedido, el más replicado en las charlas de viajeros que regresan a casa con la experiencia en los recuerdos.
Lo mismo ocurre con el sándwich de pescado coronado con salsa tártara o con los aguachiles y ceviches que redondean el menú. Mariscos frescos con la audacia de un chef que aprendió a mezclar idiomas.
Fish Shack nació en 2020, en medio de la incertidumbre que trajo la pandemia, y sin embargo se abrió camino hasta volverse parte del mapa gastronómico de la costa oaxaqueña.
El crecimiento de La Punta acompañó el del restaurante: “La gente llevaba nuestro nombre por todo el mundo. Llegaban con historias que habían escuchado en Bali, en Italia. Eso fue parte de la fama”.
De beber hay aguas frescas, cocteles clásicos, tequila, mezcal y una mezcalita congelada que se lleva el título de favorita entre los clientes.
Visitar Fish Shack es, en palabras de su propio chef, “una parada obligada en La Punta”. Es la traducción de Puerto Escondido al lenguaje de los sabores, un lugar donde la cocina habla del mar, de viajes y de comunidad.