♦ Yolanda Peach | Leche con tuna
En Zimatlán se come bien, aunque no todos los días se encuentran callos de hacha en su punto, pulpo al mojo de ajo o postas con aguachile. En Marisquería Sol y Mar, un pequeño negocio a pie de carretera, los mariscos se sirven frescos y con recetas que sorprenden por su sabor más que por su presentación.

La primera recomendación es el aguachile mixto, preparado con camarón, pulpo y callo de hacha. La mezcla viene acompañada de pepino, cebolla morada y un caldo frío de chile piquín con limón.
Pica, pero no abruma, y la frescura de los ingredientes se impone desde el primer bocado.

También destaca el pulpo al mojo de ajo, que se cocina con mantequilla y un sazonador casero. No se trata de cubrir el sabor, sino de resaltar lo que el molusco tiene para dar: textura firme, cocción precisa y un gusto que se queda.
El tercer plato que vale la pena pedir —aunque no esté en todos los menús tradicionales— son las postas con aguachile.

La receta se basa en un caldo ácido con limón, pepino y cebolla morada. Funciona como una reinterpretación oaxaqueña del aguachile, más sencillo, pero igual de efectivo.
Sol y Mar está ubicado en el kilómetro 101 de la carretera que atraviesa Zimatlán de Álvarez, en los Valles Centrales de Oaxaca.
Es un espacio sin lujos, donde el producto manda y los platos llegan a la mesa sin más maquillaje que el jugo de limón. Para quienes creen que los mariscos solo se comen bien cerca del mar, esta parada ofrece un argumento sólido en contra.