♦ Yolanda Peach | Leche con tuna
Oaxaca es sinónimo de tradición culinaria, pero también de innovación, y uno de los más claros ejemplos de esta fusión se encuentra en Lola Lop, un rincón acogedor que desde su apertura en 2021 conquista corazones de locales y visitantes.
Detrás de este proyecto tan especial está Lissette del Carmen Flores Cabrera, una joven emprendedora que, a pesar de los desafíos de la vida, logró construir un legado gastronómico que honra sus raíces y refleja su amor por la cocina.
Lissette creció en un ambiente profundamente ligado a la gastronomía, donde los aromas y sabores de la cocina tradicional se entrelazaban con el legado de sus abuelos, quienes eran cocineros tradicionales.
“Lola Lop es un homenaje a mi madre Dolores López, quien me transmitió el amor y su sabiduría por la cocina”, comparte. La idea comenzó a gestarse cuando Lissette no tenía empleo, pero su pasión por la cocina nunca se desvaneció.
Desde los 13 años, su vida estuvo marcada por los sabores, las texturas y los secretos culinarios que le han sido transmitidos por su familia.
Inicialmente, Lissette comenzó con postres a domicilio a través de su página de Facebook, y poco a poco fue forjando una pequeña empresa de mesa de postres.
El sueño de abrir un café con café de especialidad y postres innovadores comenzó a tomar forma cuando su esposo la animó a dar el siguiente paso. Justo en 2021 abrieron su primer local en Rayón 217, al lado del Pochote. A solo unos meses, el sueño de Lola Lop se mudó a un espacio más grande en Colón 802, donde realmente empezó a florecer.
El café se ha caracterizado por su propuesta gastronómica diversa y accesible, ideal para quienes buscan una experiencia culinaria completa.
En su menú mañanero, la cocina de Lissette brilla con platos como los chilaquiles, acompañados de su salsa de molcajete —una receta heredada de su madre—, y tostados de sabores sorprendentes, como el de hongo con queso de cabra y huevo con tocino y aguacate.
Si de postres se trata, Lola Lop se distingue con su famosa tarta de almendras, una receta que Lissette no ha dejado de hacer desde su apertura. Preparada con amaranto, almendra y una exquisita mermelada de frutos rojos, la tarta es solo uno de los más de 30 postres que se ofrecen, como el cheesecake estilo New York, el pastel de zanahoria o las versiones de cheesecake con frutos rojos y limón.
La variedad es impresionante, pero lo que realmente enamora es la atención al detalle y el toque personal que se pone en cada receta.
Y si de bebidas hablamos, el café de especialidad, proveniente de Santa María Yucuite, es otro de los pilares de Lola Lop. Su proceso de tostado lavado y su sabor equilibrado cautivan a quienes buscan una experiencia cafetera de calidad.
Los frappés, elaborados con helado casero, también tienen fieles seguidores, quienes no dudan en hacer fila para probar esta refrescante delicia.
Lola Lop se disfruta por la comida y bebida, además de la atmósfera que Lissette ha logrado crear: un espacio que, además de ofrecer una gastronomía excepcional, se convierte en un lugar donde cada cliente se siente como en casa.
El toque artístico lo dan las obras de arte de Mkabrito, disponibles para la venta, que decoran las paredes del café y le dan un toque único al ambiente.
El éxito de Lola Lop no es casualidad. Lissette y su equipo, que trabaja incansablemente de 8 a 9 de la noche, han sabido aprender y adaptarse a las exigencias del negocio. “Cada día es una lección. Estos tres años me han enseñado lo que significa realmente llevar un negocio, y la importancia de conectar con la gente”, afirma la chef.
Lola Lop es testigo de un crecimiento inesperado. A su sucursal en Colón 802, se sumó en 2024 una nueva en San Pablo Etla, en el fraccionamiento Esmeralda, donde la oferta se amplía con crepas y tapiocas, manteniendo el mismo nivel de calidad, pero con un enfoque más para llevar.
Lo que comenzó como una pequeña idea impulsada por la pasión y el legado familiar, se convirtió en un referente culinario en Oaxaca, que atrae tanto a oficinistas locales como a familias y turistas que se han dejado llevar por las recomendaciones de boca en boca. Y, por supuesto, el servicio a domicilio, a través de plataformas como Didi, permite que los sabores de Lola Lop lleguen más lejos que nunca.
Lissette, con 31 años, lleva con orgullo, en Lola Lop, el nombre de su madre, sin olvidar sus raíces, pero con la mirada en el futuro. “Me gustaría seguir desarrollando el café, seguir innovando, y ojalá poder abrir más sucursales para que más personas puedan disfrutar de lo que hacemos aquí”.
Lola Lop es un refugio donde la gastronomía se vive, se disfruta y se comparte. Un espacio lleno de historia, de sabores memorables y, sobre todo, de mucho corazón.