♦ Yolanda Peach | Leche con tuna
En el mes de noviembre, cuando el aroma de cempasúchil y copal impregna el aire, las calabazas criollas se convierten en las protagonistas indiscutibles de las tradicionales ofrendas de Día de Muertos en México.
Este fruto, que alcanza su madurez entre septiembre y octubre, se transforma en un tesoro culinario y uno de los postres más apreciados de la temporada.
La calabaza en dulce, preparada con canela y piloncillo, emerge como un elemento esencial en las ofrendas destinadas a honrar a los difuntos. Al igual que otros alimentos presentes en estas celebraciones, la calabaza posee un profundo significado simbólico.
Junto con el maíz, el frijol y el chile, constituye un pilar fundamental en la alimentación de México desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad.
Conversamos con Marcelina Lorenza Taboada Vásquez, maestra cocinera de San Lorenzo Cacaotepec, quien comparte su pasión por la cocina tradicional oaxaqueña a través de clases en su hogar, Aromas y Sabores de Mi Tierra.
«Estamos cocinando una calabaza támala en dulce, un postre sencillo que solo lleva la calabaza, piloncillo, canela y agua. Es una receta muy tradicional, nos enseñaron a hacerla desde pequeños. Con esta calabaza cocida también se puede hacer agua de calabaza o pozole», nos comparte Marcelina.
Marcelina invita a todos los interesados a unirse a sus clases de cocina, donde compartirá no solo recetas deliciosas, sino también historias y tradiciones culinarias que perduran en el tiempo. Sumérgete en esta experiencia única y descubre el auténtico sabor de la cocina oaxaqueña. ¡Ven y saborea la auténtica calabaza en dulce!
