Los tamales de frijol son parte de un ritual para acompañar el caldo mixe, una de las mayores expresiones culinarias de esta región que se mantiene intacta.
Conservan una relación estrecha con la naturaleza y sus rituales le dan sentido al mundo que los rodea.
La preparación de los tamales inicia un día antes. Se pone a cocer el frijol, el maíz se lleva al nixtamal y luego al molino, posteriormente se amasa con un poquito de agua y se homogeniza todo.
La pasta del tamal se prepara como si fueran tortillas, se aplasta la masa y se le embarra un poquito de frijol. Se enrolla y se corta en dos.
Enseguida, se pasa a las hojas de milpa y se enrolla, se prepara una gran parte y se pone en agua, como base se pone chayote o la misma hoja de maíz, para que dé el efecto del cocido al vapor.