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Putla Villa de Guerrero y su Carnaval Putleco

Una de las fiestas más populares en el mundo son los carnavales. Las calles se llenan de color y de alegría.

Al inicio era un desfile donde los participantes vestían disfraces y usaban máscaras, poco a poco, la costumbre se fue transformando al agregar música y bailes bulliciosos.

Muchos coinciden que el origen está en las fiestas paganas en honor a Baco, el dios romano del caos, la fiesta y el vino, o a las realizadas para honrar al toro Apis, en Egipto. Una celebración que nace en el Egipto antiguo y en el Imperio Romano, que extendió la costumbre por Europa y llegó a América con los navegantes españoles y portugueses.

En común tiene la época, por lo general en febrero, que es tiempo de transición del invierno a la primavera, donde se realizaban ritos de purificación y se personificaba a la abundancia

Curiosamente, se ligó a la Iglesia Católica, pues se celebra antes de la Cuaresma, la fecha es variable y debe concluir justo un día antes del Miércoles de Ceniza.

Justo en él máximo esplendor del Cristianismo, en la Edad Media, es que la fiesta toma el nombre de carnaval, que viene de “carnem levare”, que significa “quitar la carne”. Se permitía, días antes de empezar el periodo de abstinencia y ayuno, una celebración donde todo estaba permitido, por eso es que, para salvaguardar el anonimato, los participantes se cubrían el rostro y se disfrazaban.

A Putla Villa de Guerrero llegó así, los participantes bailaban disfrazados por las calles de la localidad. Su ingenio en los disfraces se volvió tan popular que actualmente es el carnaval más grande de Oaxaca.

El traje más característico son los tiliches. Son creados con retazos y tiras de tela de diversos colores, usan una máscara de estropajo o cáscara de coco.

Se dice que la vestimenta se remonta al siglo XIX cuando los pobladores celebraron la expulsión de los invasores franceses de la costa oaxaqueña.

No sólo se usan tiliches, cada año se agregan disfraces sumamente originales que ejemplifican lo que se vive en ese momento, personajes imaginarios y recreados que bailan al ritmo de las chilenas.

Están los diablos y también los ángeles, los extraterrestres o los cerdos, emojis o bellas reinas, soldados caricaturizados, estrellas de rock, políticos. Una comparsa que encabeza la Diosa Copala y representa a los grupos étnicos de la comunidad.

Una fiesta que en este 2022, después de vivir el terror de la pandemia, se retoma para regocijo de los asistentes, porque, aunque uno lo planee, la alegría es tanta y tan contagiosa, que pasa uno de ser simple espectador a ser parte de la tradición.

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