- Publicidad -spot_img

Un desayuno que acaricia | La Casa de la Abuela en Huayápam

Esta semana buscábamos un lugar para desayunar, pero que fuera realmente rico. Decidimos visitar San Andrés Huayápam.

Poco a poco, comienza la nueva normalidad. No todos los negocios han decidido abrir. Fuimos a la Casa de la Abuela, en la calle Los Mártires número 4, casi a dos cuadras del Palacio Municipal.

Nos encantó su fachada. Rústica. Una barda con tablones de madera, nopales y cactáceos sembrados afuera. Una lona que da la bienvenida.

En el interior, un gran patio, con tabiques en el piso, árboles diseminados en el lugar. Dos frondosos rositales dan sombra. Las mesas son de madera, al igual que las sillas, sin grandes adornos. Muy sencillo todo.

A la entrada, está el comal, donde se echan las tortillas a mano. El mesero muy atento. Nos dio el menú.

Bebidas, las clásicas oaxaqueñas, chocolate de leche o de agua, café de olla, té, jugo de naranja, y por supuesto, téjate, que no puede faltar en ningún lugar de este municipio.

Como buen oaxaqueño, nos decidimos por chocolate con leche, que lo sirvieron acompañado de una pieza de pan.

Hemos de decir que no cualquiera sabe preparar un buen chocolate. A veces nos preguntamos el secreto, pero éste estaba listo para acariciar el alma.

Memelitas para empezar, y no es por nada, pero estaban tal y como debe saber este antojito. Justo en su punto.

Nos ofrecieron entomatadas, enfrijoladas, chilaquiles, salsa de queso, salsa de huevo, salsa de chicharrón, huevos al gusto, guías con tasajo, carnitas, tlayudas, caldo de gallina criolla. No sabíamos ni qué elegir, después de lo que probamos.

Elegimos unas guías con tasajo. Sólo probarlo, confirmamos que tienen conservan la receta original y han preservado los sabores tradicionales de la cocina oaxaqueña.

Se pidió también una salsa de queso, que sirvieron con sus frijolitos aparte. Bien dicen también que los frijoles también tienen su secreto.

Envidiable todo. Nos hubiera gustado probar más, pero estábamos más que satisfechos. Casi podría decirse que fue una gula comerse todo, pero no queríamos dejar nada.

Una experiencia deliciosa. Sin duda volveremos. Se trata de esos lugares para reponerte de los males del cuerpo y del alma.

Un sabor auténtico. Oaxaqueño. Sobre todo cálido, al igual que la atención, para remontarse en los recuerdos que sólo dan esos sabores y esos aromas de la cocina de Oaxaca.

- Publicidad -spot_img
- Publicidad -spot_img
- Publicidad -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Recientes