Maurizio Romanelli Chagoya pertenece a una familia de gran arraigo de la cocina italiana, de ahí que resalte los sabores endémicos de Europa, que comparte en un interesante menú.
Su crianza estuvo rodeada de la auténtica cocina italiana, así como la tradicional oaxaqueña; su padre puso uno de las primeras pizzerías en Oaxaca si no es que la primera: Gino’s pizza. A los 14 años comenzó a ayudarlo y a conocer los secretos en este ramo.
Inició estudios en Comunicación. A los 22 años se fue a vivir a los Estados Unidos de Norteamérica, en la parte de Santa Bárbara, California, donde laboró con un chef italiano, donde estuvo tres años.
Aparte de ahorrar dinero adquirió experiencia, “aunque fue bastante duro, ya que saqué mi visado y terminé trabajando como ilegal, gané al aprender inglés (…) me trataron bastante bien, sobre todo las personas con las que me relacioné, la verdad que me abrieron las puertas, además de que adquirí experiencia”.
Vuelve a México y decide estudiar gastronomía profesionalmente, por lo que se va a Italia, donde vivió seis años.
“La gente realmente se portó muy bien conmigo, tuve la fortuna de que me han tratado bien”.
Trabajó en un resort en el Norte de Italia mientras estudiaba. “Ahí están muy marcadas las estaciones del año, cosa que aquí no tenemos (…) cada estación representa cambios climáticos, en la tierra, en el agua y por consecuencia, en los insumos, algo que los chef tienen que aprovechar y jugar con ellos (los ingredientes), eso da como resultado una gastronomía muy rica”.
Se enamora y conoce a quien será su esposa, una española, por lo que se va a vivir a España. Se enfrenta a los problemas económicos y políticos por los que atraviesa el continente europeo, los conflictos de migración de quienes buscan refugio en Europa.
Trabajó en Burgos, España, con un buen chef, de ascendencia italiana y se queda tres años en ese país.
“La gastronomía en Europa la veo con mucho respeto, hay más fusión, más juego, más amplitud en el sentido gastronómico, muy gourmet, sin embargo, los europeos ven lo mismo en nosotros, hay restaurantes específicos, no falta el restaurante mexicano, ellos también nos ven así, como ¡wow!, hay un respeto mutuo”
Su reencuentro con un amigo de la niñez, quien le propone un proyecto en Oaxaca, lo convence de volver a su tierra y nace Il Giaguaro, un restaurante de cocina mediterránea que encabeza con su ahora socio.
Hoy disfruta compartir este proyecto no sólo con su amigo, sino también con su equipo de cocina. Juntos viven la experiencia como si fueran una familia, por eso se rodea de gente creativa, con ímpetu de crecimiento.
Desde joven, para Maurizio la cocina ha sido el pretexto para que todos los días aprenda y crezca como chef, esposo, amigo y especialmente, como ser humano. “En mi veo todos los días a un rival, una competitividad, una competencia, intento ser mejor. Yo soy mi competencia todos los días”.
