Justo en la entrada de la basílica de La Soledad, a un costado, está la nevería La Glorieta, también conocida como Nieves Pepe, en el espacio dedicado para este postre típico oaxaqueño en el jardín Sócrates.
Su propietaria, la señora Amalia Carmen Velasco Armengol, atiende en esta locación desde hace más de 37 años, y a lo largo de su vida 57 años, ya que inició con sus padres como tradición familiar.
Amalia Velasco recuerda cuando fueron instalados en este jardín anexo a la basílica oaxaqueña. “Aquí nos pasaron en 1980 debido a que el papa Juan Pablo II visitó la ciudad. Ocuparon toda la Alameda, en la que anteriormente estábamos establecidos”.
Su padre, el señor José Velasco Jiménez era en aquel entonces la cabeza del gremio nevero. “En un principio nos iban a reubicar en la calle Antonio de León, justo donde esta Telégrafos, pero los neveros se negaron, propusieron varios parques pero ninguno les convencía. Se decidió que estaríamos en La Soledad (…) el parque era muy feo y no fue hasta 1982 cuando empezaron a arreglarlo”.
Doña Amalia es parte de la quinta generación en su familia que se ha dedicado a esta gran profesión. Actualmente, con su marido, el señor Julián Díaz Martínez prepara de forma tradicional todas las nieves de su puesto, aunque los que llevan el estandarte de la empresa son sus hijos, al igual que sus nietos, todos ellos han aprendido de generación en generación a preparar cada una de las variedades que ofrecen día a día.
Su mamá fue la señora Consuelo Armengol Hernández y su padre José María Velasco Jiménez.
Originalmente la nevería se llamaba La Glorieta, sin embargo, el señor José Velasco adquirió una combi en la que vendió nieves por las calles de la ciudad. A la combi le pusieron Nieves Pepe y con el tiempo se volvió famoso, razón por la cual hoy tienen este nombre. Su padre vivió hasta los 100 años y estuvo dedicado al negocio familiar hasta los 93.
Actualmente de su generación solamente está ella y una prima con otro puesto en el mismo jardín Sócrates.
Atienden hasta las 8 o 9 de la noche los 365 días del año.
Ofrecen más de 20 sabores; ralladura de limón, mango, durazno, tuna, sorbete, leche quemada, tamarindo, zapote negro, mamey y beso de ángel, entre otros.
Sorbete, leche quemada con tuna y limón rayado son los sabores preferidos de los comensales.
El local es preferido tanto por pobladores de la ciudad y pueblos vecinos, como por turistas de toda la República y el mundo, “hay que tener buen humor, buen carácter y brindar buena atención”.
Doña Amalia platica que lo que más le enorgullece de preparar nieves, es saber que sus padres le enseñaron desde muy pequeña a preparar cada sabor, “yo se los he enseñado a mis hijos y a mis nietos”.
Entre sus aportaciones está el Beso Istmeño, preparado con guayaba, fresa y coco.
Entre sus experiencias no gratas, está en el plagio de sus variedades, “ha pasado que ponemos una nueva variedad, y los otros neveros con el tiempo lo copian, le ponen el mismo nombre que uno tiene pero quién sabe qué le ponen”.
No obstante, cuenta que en general, los integrantes del gremio están unidos, “ha habido un cambio generacional, ahora hay personas nuevas, los hijos; eso ocasiona que en ocasiones no concuerden nuestras opiniones”.
“A mis hijos y nietos les enseño a trabajar y a elaborar el producto como se debe, sobre todo higiénicamente y todo natural para continuar la tradición que mis padres me dejaron (…) es muy bonito enseñarle a mis hijos y atender a gente de todos lados”.
Sobre su sabor favorito, revela que le gustan todas las que preparan, pero si tuviera que elegir una, sería la de sorbete.
“Lo mejor que me puede pasar es que mis clientes regresen. Muchos turistas, nacionales e internacionales vuelven para probar la nieve y eso me llena de orgullo”, señala.
“Oaxaca es hermoso, como mi Oaxaca no hay, por eso nos vienen a visitar y por eso es importante preparar las cosas con cariño y atender bien a los visitantes”, puntualizó.
