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Film de la vida real

La comida es para quien la trabaja

El sol es para todos, la playa es para quien la merece, una de las frases emblemáticas de Ciudad de Dios, película brasileña que retrata los escenarios de violencia y tráfico en las favelas de Río de Janeiro, puede trasladarse al México de los últimos tiempos.

Un México que te obliga a sobresalir para sobrevivir, debes vencer a diario diversos obstáculos y recorrer el camino más difícil. Crear tus propias oportunidades.

José Luis Sosa Toral, chef oaxaqueño, lo ha vivido en carne propia, enfrentado las trabas del propio medio, “es la actitud de cada uno la que te lleva a salir adelante, viviendo siempre sus metas y haciendo caso omiso de los traspiés”.

“El oaxaqueño es tan enredado que hasta el queso lo hacemos bola”, lamenta.

Como buen mexicano, sabe que existe bastante competencia, “es parte de este negocio, tienes la competencia pegada atrás y se debe ir innovando”, apunta el chef de Mustekala, restaurante ubicado en San Felipe del Agua.

Cuenta que desde muy pequeño se enamoró de la gastronomía, le gustaba ver los platillos, incluso en películas y le llamó mucho la atención.

Al terminar la educación media superior viajó al entonces Distrito Federal y probó en otras partes otra carrera, pero se dio cuenta que no era lo suyo y decidió entregarse a la gastronomía.

Cuando concluyó la carrera, empezó a trabajar en diversos restaurantes, incluso como lava loza, después pasó a hacer producción y finalmente incursionó en el Sonora Grill Prime, después estuvo a cargo de un restaurante de Guatemala especializado en comida mexicana.

Amante también del motocross y del beisbol, asegura que no hay mejor comida que la mexicana, sobre todo la oaxaqueña.

Confió que tuvo un accidente por “estar en la fiesta”. Durante su recuperación, reflexionó y decidió crear Mustekala.

Inició en la colonia Reforma, un local con la capacidad de atender a 50 personas, ahora que ha crecido, se mudó a San Felipe del Agua, donde pueden atender hasta a 170 comensales.

En Mustekala, “vendo lo que me gustaría comer en otros lados”.

“Los sabores y la satisfacción de ver en los comensales una sonrisa, comprobar que les gustó lo que preparé es lo que más me llena”, admite.

Exigente en su trabajo, busca siempre que lo que ofrece sea de lo mejor. “Alguna vez entré a un concurso de paellas y me fue bastante bien (…) me sentí orgulloso porque valoran tu trabajo”, añadió al contar que convivió tanto con talentos juveniles, como con chef reconocidísimos.

A sus colegas que apenas empiezan, les recomiendan que le echen ganas y no desistan, “muchos, cuando los ponen de mandaderos y a lavar trastes, se decepcionan y tiran la toalla”.

Sin embargo, para José Luis, la gastronomía también es un negocio en el que se tiene que estar al pendiente constantemente, desde que abren hasta que cierran y saber realizar cada una de las funciones relacionadas a la cocina para que todo funcione correctamente, venciendo los obstáculos del día a día.

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