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Feria del buñuelo en Ocotlán de Morelos

Uno de los postres oaxaqueños que te evocan a las fiestas decembrinas son los buñuelos, una delicia culinaria heredada de la época colonial.

Justo en el Virreinato se les conocía como puñuelos, ya que la masa se aplastaba con los nudillos del puño, en el recetario de Sor Juana Inés de la Cruz figuran tres recetas de buñuelos: de queso, requesón y viento, éste último, con anís y manteca.

En Oaxaca la receta se parece mucho a ésta última, una tortilla frita muy delgada, quebradiza, espolvoreada con azúcar roja y rociados, o remojados en miel.

Se sirven en platos hondos de barro. La tradición dice, que después de usados, se pide un deseo y se tiran hacia atrás, dándole la espalda. Con esto se rompen las malas vibras o aquello negativo en nuestra vida que llevamos a cuestas.

Aunque es incierto el origen de esta costumbre. Una dicta que se trata de una transformación de una tradición prehispánica, ya que, durante el décimo sexto mes azteca, llamado Atemoztli, “descendimiento de agua” (del 23 de diciembre al 11 de enero), se dedicaba una fiesta a los tlaloque, dioses de las montañas y la lluvia.

Cinco días antes hacían ayuno y penitencia, se abstenían de bañarse. La noche de vigilia adornaban con papeles y hacían imágenes de los montes con masa, en el oratorio de la casa ponían comida y pulque, tras un ritual, destruían los trastes y después se reunían para comer.

La otra versión dice que, durante una epidemia de cólera en Oaxaca, se rompían los platos después de recuperarse el enfermo para evitar la propagación de la enfermedad, y después la tradición siguió como una forma de manifestar alegría por la salud.

Hasta nuestros días, se conserva la tradición en Oaxaca, aparejada a la época decembrina, de disfrutar los buñuelos, es en estas fechas que comienzan a ponerse los puestos en las calles y, por lo menos una vez, se debe disfrutar del postre.

No son tampoco muchos los años, en que comenzó a prohibirse, al menos en la capital oaxaqueña, la tradición de romper los platos, en algunas poblaciones aledañas, se conserva el ritual y la receta original.

En Ocotlán de Morelos, celebraron la Primera Feria del Buñuelo; incluso ofrecieron transporte gratis para trasladarse a la población.

En esta población son siete las personas reconocidas que elaboran este dulce: Mago, doña Catita, doña Mine, buñuelos Victoria, buñuelos Conchita y doña Aurora, de una comunidad cercana que se llama San Jacinto.

Doña Aurora nos platicó que ella aprendió a hacer buñuelos desde que tenía 14 años, “empecé a trabajar con otra señora, así me di cuenta cómo se hacía, qué se le ponía a la masa (…) algunos le ponen vainilla o anís, yo conservo la receta original que es al natural”.

Aunque prepara en algunas festividades, dos o tres veces al año, es en diciembre cuando se hacen más grandes.

“Acá se respeta la tradición de romper el plato, hay otras que dan plato desechable, pero incluso está destinado un lugar destinado para este rito que se llama la zona de los deseos”.

La feria se realizó en la escuela de música Rodolfo Morales, en la que, además de los buñuelos, hubo ponche, dulces regionales y empanadas de amarillo.

Este primer día se saboreó un concierto navideño de Rodolfo Casal, y el 19 se presentará un ensamble de cuerdas infantil, así como el grupo de baile de la academia Boogaloo.

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