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Diana Mendoza Ortega y el arte en la cocina

En la disyuntiva entre sus grandes pasiones y escoger la pintura o la gastronomía para dedicarle su vida profesional, Diana Mendoza Ortega optó por la segunda.

Creció entre cocinas de regiones emblemáticas, tanto de línea paterna como materna. Salina Cruz, Tehuantepec, San Bartolo Yautepec y Santo Domingo Chontecomatlán, de donde aprendió las diversas texturas culinarias.

A los 12 años, sin previa instrucción, decidió sorprender a su mamá con una sopa de pasta “no me involucraba tanto en la cocina, me dedicaba a estudiar en esa edad”; después, la vida la llevó por el arte y se involucró en la pintura.

Comenzó a pintar y se introdujo en un taller, donde era ayudante de un artista plástico profesional.

No obstante, a la hora de elegir, decidió estudiar gastronomía de forma profesional en la Universidad Tecnológica de los Valles Centrales de Oaxaca.

“Soñaba con aprender las grandes cocinas del mundo, sin conocer mis raíces y sin saber que lo sorprendente lo encuentras en Oaxaca”.

En la Bartola realizó sus primeras prácticas, después, para graduarse, realizó las prácticas profesionales en Origen.

“Aprendí mucho del chef Rodolfo Castellanos. Me enseñó como de alimentos tan comunes en Oaxaca puedes crear platillos irrepetibles”.

En Origen conoció a otra chef, con la que se enamoró del “postre al plato”.

“Es sorprendente ver como se fusionan diversos elementos, texturas, sabores y se convergen temperaturas”.

La joven después incursionó en Expendio tradición, donde comenzó como auxiliar de cocina, después subió a cocinera y finalmente como encargada de cocina.

“Enfrentas la vida laboral, ser chef no es sólo ir a la escuela, al enfrentar  la realidad te sientes torpe”.

La vida la llevó a elaborar banquetes, mesas de postre, pasteles.

Enamorada y felizmente casada, Diana se vio apoyada por su familia para abrir su propia proyecto, Maíz azul, en el ejido Guadalupe Victoria, donde ofrece comida casera, ensaladas, memelas y diversos postres.

Justo en Maíz Azul lo adornan cuadros de la chef, cuando se dedicaba a la pintura.

Su carisma ha logrado que sus clientes se vuelvan sus amigos, “les conozco los gustos, los veo como personas, no como servicio, así que sé lo que les agrada”.

Lo que más disfruta Diana, sin duda, es sorprender con la comida, “todo lo que se te ocurre lo puedes hacer”.

Considera que después de todo, la gastronomía es como el arte, se puede crear y plasmar la maravilla de los sentidos en un plato. “La diferencia es que uno es efímero y el otro se queda”.

“Todo requiere de esfuerzo, sé que la vida te enfrenta con muchas dificultades, pero si tienes perseverancia, puedes lograr aquello que sueñas».

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