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Atenea, de ser sabiduría a alegría desbordante

Del teatro a la cocina. Atenea González dejó Oaxaca rumbo a Guadalajara, México, con el anhelo de estudiar teatro de forma profesional.

Adolescente aún y sin el apoyo económico de su familia, se inscribió en grupos de teatro al tiempo que se pagaba sus estudios en una cocina.

“Comencé en esto (la gastronomía) ya que me di cuenta que la Escuela de Artes no me dejaría mucho dinero o sería más complicado. Exploto mi lado artístico en la cocina”, comenta.

Comenzó en un lugar pequeño, de ahí brincó a trabajar en hotelería, lo que la llevó a integrarse en la producción de banquetes, “fui enamorándome de los eventos grandes”.

“Trabajé en hoteles ejecutivos mayormente y cuando comienzo a trabajar en un hotel boutique donde teníamos cocina de autor por Antonio Livier, uno de los chef más reconocidos, me doy cuenta que esto era mi vida”, rememora.

Admite que fue muy difícil el paso de ser ayudante de cocina a ser sous chef en la cocina de Antonio Livier, “él ya no se encontraba, pero la chef ejecutiva llevaba sus recetas muy muy marcadas”.

Recuerda que cuando le dan el cargo después de su desempeño en la cocina del hotel Demetria estaba muy nerviosa, pero pronto aprendió bien las recetas y la sazón de ese gran chef, así que continuó con esa formación.

“Fue muy difícil ya que los chef que me tocaron mayormente fueron educados con la vieja escuela gastronómica donde te gritan te humillan y su manera de decorar sigue siendo oldie”.

Sin embargo, gracias a la preparación y exigencia, tanto en la universidad como en la cocina de Antonio Livier aprende muchas técnicas y cómo decorar con los dos estilos.

“Aprendí a ser más exigente cómo los chefs de antaño, al mismo tiempo de más delicada y sofisticada como los chefs de ahora (…) me siento completa”, asegura.

Atenea siguió el camino de la alta cocina ya que Demetria y el menú de Livier forman parte importante en su currículo y le abre las puertas en otras empresas gastronómicas.

Le entra entonces la inquietud de trabajar en la playa y para extranjeros con la finalidad de aprender otras técnicas.

“Trabajé en el Hilton Resort en Puerto Vallarta. Atendíamos cuatro torres del hotel. Es un servicio todo incluido y los huéspedes salen casi al mismo tiempo a comer. Era una locura”, anota.

“No duré mucho, debido a mi experiencia me buscan en el Sonora Grill Prime, donde se trabaja cocina de brasa en horno Josper”, agrega.

“No fue nada que me asuste. El Sonora Grill Prime tiene una alta demanda y todos los que entraban eran jóvenes egresados. Llegan a un lugar demandante, estaban como locos, corriendo, mal organizados y al final huyeron (…) por la experiencia en los hoteles y sobre todo de banquetes, donde llegué a atender dos eventos al día más mi servicio en el hotel, no me fue difícil (…) tampoco te voy a decir que era la más veloz, pero no era cosa del otro mundo”.

“Esto de trabajar en hoteles y atender a gente de forma tan masiva me da la inspiración para probablemente más adelante irme a los barcos (cruceros)”, confiesa.

Atenea subraya que ama atender eventos importantes, que tienen el significado de mucho o todo para los comensales, como una boda o algo que marca la vida para siempre, “todo tiene que salir perfecto”.

“Es como si me contagiaran de su alegría, eso… compartir momentos importantes, sobre todo si es algo así de grande”, indica.

La joven chef visitó Oaxaca hace unas semanas. Unos días antes atendió a Bill Clinton y previo a su salida, a Carlos Slim.

“Muchas veces veo mis manos y parecieran tan insignificantes para todos… pero ni yo puedo creer que de estas manos salieron tantas ideas y hayan alimentado a personalidades”.

No obstante, le ha tocado vivir experiencias desagradables. Ver cómo humillan a sus compañeros, “desgraciadamente muchos piensan que es fácil, pero estar de pie tantas horas con tanto esfuerzo físico es muy cansado, otra cosa que me parte el alma es verlos llorar en la cocina intentando ocultar sus problemas personales, que muchas veces son muy duros”.

La chef subraya que si alguien quiere dedicarse a la gastronomía lo decidan por pasión, porque sí es un trabajo arduo, una carrera difícil y no sólo son ocho horas en la cocina, ya que cada día se tiene que dar más, “el estrés y el cansancio no sólo es físico si no mental. La pasión es lo que nos hace llegar a ser chefs. Ahora soy muy feliz”.

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