El dulce sabor de Oaxaca

Hablar de los dulces regionales de Oaxaca está muy ligado a su historia. Conservamos postres prehispánicos, otros fueron creados en una fusión gastronómica con la cultura española, en la época Colonial y una gran mayoría, confeccionados en los conventos, por las religiosas y las nativas que las auxiliaban en la cocina.

Los dulces creados con miel y semillas, como las alegrías, son de los más antiguos. Nutritivos, fáciles de llevar y con un gran aporte de energía.

Se cocían en una miel de maguey, dulce y oscura, aunque también utilizaban la de la hormiga mielera, la de la caña de la planta del maíz y de la abeja pipiola.

Con la Conquista, se introduce la caña de azúcar para hacer miel de caña, piloncillo y azúcar; desplazan a los endulzantes tradicionales por ser más fácil de elaborar.

En esta época de los conventos, las religiosas, aprovechando la gran variedad de frutas nativas, comienzan a experimentar y es que nacen, por ejemplo, el ate.

También en los conventos, comienzan a utilizar la leche, con el que comienzan a preparar otras delicias, como los rompopes o cajeta, que será base para otros postres también, o los limones rellenos de coco y las cocadas.

Sin embargo, cada convento y cada región, fue el autor de diferentes dulces, como los elaborados en Oaxaca, que tienen un toque único.

Uno de los ingredientes más recurrentes en la entidad, es el turrón, que se logra con la clara de huevo y azúcar, con éste, se elaboran los gaznates y tortas de coco.

Están los elaborados con masa muy fina, como los nenguanitos, que son como galletitas pegadas con miel de panela; las empanadas rellenas de coco, piel o lechecilla; los mamones, que con marquesotes enmielados, o los borrachitos, que están envinados y son color rojo carmín; los polvorones; las roscas que son elaboradas con mezcal.