♦ Yolanda Peach | Leche con tuna
El segundo Taller de Cultura Alimentaria Labaa Xten Galgayn -Raíz de la Vida, comenzó con el firme propósito de devolver a las nuevas generaciones de Teotitlán del Valle, lo que se desvanece: la identidad cultural, la lengua y las tradiciones culinarias que dan sustancia a su comunidad.

Con el liderazgo de la maestra Abigail Mendoza Ruiz, cocinera tradicional y una de las defensoras más fervientes de la cocina zapoteca, el taller, que tendrá una duración de nueve meses, pretende que las participantes reconecten con el metate, la semilla criolla, la lengua originaria, y una forma de vida que está en riesgo de desaparecer.
Al inicio del primer encuentro, la maestra Abigail dejó claro que lo que está en juego es, más allá de la cocina, la memoria colectiva de su pueblo.

“Orgullosamente soy de Teotitlán del Valle y hablo zapoteco, tengo mi origen, tengo mi identidad. Eso es lo que quiero que se grabe en las nuevas generaciones: siéntanse orgullosas de lo que son, hablen zapoteco, vístanse como nosotras”, enfatizó frente a un grupo de las jóvenes inscritas.
Con un tono firme, la maestra les recordó la importancia de valorar lo que parecen dejar de lado: “La plática es para concientizar. Sé que son jóvenes y quieren experimentar, pero hay que aterrizar. Les agradezco que se interesaron, que dijeron yo quiero aprender. Esto se trata de eso: seguir nuestra tradición, nuestra lengua, nuestra comida, nuestra cultura”.

La maestra Abigail contó cómo, al principio, intentó que las jóvenes participaran en concursos y eventos gastronómicos locales, solo para darse cuenta de que ni siquiera sabían hacer tortillas.
“Pensaba que muchas muchachas del pueblo sabían usar el comal, pero no llegó nadie”, recordó. Este vacío, tanto de habilidad culinaria como de conexión con lo más básico de su identidad, fue el catalizador del taller.

En esta primera clase, les explicó a las jóvenes que tendrán que dominar la molienda en metate antes de comenzar a trabajar con las recetas tradicionales.
“Ahora todos ocupan licuadora, pero el sabor es diferente, cambia el metal, le quita los nutrientes que tiene, se van, se queman. Todo empieza desde ahí, desde cero”.

El trabajo con el metate es una técnica culinaria que lleva detrás la metáfora de cómo la cultura debe ser trabajada con paciencia, con tiempo, con dedicación.
Se espera que las depositarias de esta transmisión de técnicas, recetas y cultura, se den cuenta de que viven un privilegio. “Actualmente, personas de todo el estado, de todo el país e incluso del extranjero, piden que les dé este taller, pero por ahora solo es para las mujeres de Teotitlán del Valle”.

A lo largo de la jornada, la maestra compartió la importancia de la lengua. De las 16 inscritas, solo una admitió no hablar ni entender zapoteco, aunque las demás, a pesar de no hablarlo con fluidez, lo entienden.
“Les hablaré en zapoteco porque nuestra lengua también es importante,” dijo al subrayar que este taller es una oportunidad para revitalizar el idioma en un contexto cada vez más globalizado.

La propuesta tiene retos. Las jóvenes se comprometen a asistir puntualmente en un horario intenso de los sábados y domingos, de 10 a 13 horas.
Las clases, como dijo la maestra Abigail, “serán pesadas, sobre todo al trabajar con el metate, pero lo mejor viene después, cuando ya dominan lo básico”.
Se les advirtió que la maestra, por sus compromisos en otros lugares, podría ausentarse, pero sus hermanas estarán al frente en esos momentos.

Lo que distingue a este taller de cualquier otro es su enfoque en la identidad y la resistencia cultural. Mientras el pueblo se enfrenta a una creciente urbanización, el taller busca rescatar lo que desaparece: la conexión con la familia, la participación en las festividades tradicionales, el trabajo colectivo.
“Se empieza a cambiar la tradición. Nuestro pueblo se parece cada vez más a una ciudad. Ahora, en las fiestas, no participan, hasta contratan meseros. Si no revivimos o retomamos, todo se va a acabar”, advirtió.

Al final de la jornada, las participantes compartieron un almuerzo con tejate, tlayudas con semillas de calabaza y chintextle, tamales de frijol.
Este taller es un intento por recuperar la memoria ancestral y restaurar una identidad que parece desvanecerse frente a la modernidad que se impone sin miramientos.
En palabras de la maestra Abigail Mendoza, “cuando el pueblo está unido y bien cimentado, Teotitlán va a ser origen”. Y es con ese espíritu de resistencia que las nuevas generaciones empiezan, ahora, a recordar.