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Tlayuda más grande del mundo: no es una, ¡son 1200!

Yolanda Peach | Leche con tuna

Oaxaca fue testigo de un evento que, más que un hito gastronómico, generó una mezcla de asombro y controversia. En un esfuerzo por obtener un récord Guinness, se presentó la “tlayuda más grande del mundo”.

Ganó, pero con el título de la “línea de tlayudas” más grande del mundo, con una longitud de 350 metros. Sin embargo, lejos de la expectativa popular de una sola pieza gigante, el récord se alcanzó gracias a 1200 tlayudas individuales, que fueron cuidadosamente alineadas sobre una base circular, sin ser cocinadas juntas en una sola pieza.

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El evento, que convocó a decenas de personas, buscaba destacar el amor por la gastronomía oaxaqueña y legado culinario.

Las tlayudas, ese platillo tan representativo de la región, fueron dispuestas de manera meticulosa en una propuesta que muchos vieron más como una acumulación de tlayudas, más que como una creación culinaria monumental.

Si bien la longitud de la línea de tlayudas impresionó, algunos consideran que esta iniciativa no representa de manera fiel el espíritu de lo que implica una verdadera hazaña gastronómica.

“Es un logro, claro, porque conseguimos batir un récord Guinness mostrarle al mundo lo que representa una tlayuda para nosotros”, comentó uno de los organizadores del evento.

Lo que no puede pasar desapercibido es el papel fundamental de las 120 mujeres que hicieron posible este reto. Reunidas en el Parque Primavera Oaxaqueña Cho Ndobá, fueron ellas quienes aplicaron su experiencia, técnica y disciplina para preparar las tlayudas con maíces nativos.

Durante un mes, dialogaron, se organizaron y vencieron sus propios temores para hornear mil 200 tortillas, despertaban desde la madrugada para comenzar la jornada.

Dirigidas por la maestra Arcelia Ruiz Martínez, estas mujeres sostuvieron con su trabajo un proyecto que buscaba poner a Oaxaca en la escena mundial. Más allá del récord, su participación fue un acto de afirmación colectiva: la cocina oaxaqueña se representa con las manos que la hacen posible, y su esfuerzo merece tanto reconocimiento como cualquier título oficial.

No cabe duda de que la tlayuda es mucho más que un platillo: es una tradición cultural y un símbolo de identidad para Oaxaca. Sin embargo, surge la pregunta: ¿realmente es un récord auténtico o más bien una interpretación forzada para llamar la atención?

El gobierno estatal, protagonista en la promoción del evento, defendió el desafío como una forma de “poner a Oaxaca en el mapa global”, al destacar la creatividad y la unión de la comunidad local.

Sin embargo, algunos críticos aseguran que esta forma de presentar el récord diluye el verdadero valor de la tlayuda, al no ser una sola pieza representativa de la tradición, sino una sucesión de tlayudas dispuestas en una línea.

La periodista Jaqueline Robles nos recordó que, cuando el presidente municipal panista Alberto Rodríguez González estuvo en el cargo, alrededor del año 2000, se intentó un desafío similar, pero con una verdadera tlayuda de grandes dimensiones.

Sin contar con el apoyo de un presupuesto municipal significativo, aquel intento logró cocer una tlayuda gigante con el uso de maquinaria especial para darle la vuelta. Este esfuerzo, a pesar de sus limitaciones, tuvo más que ver con la creación de una pieza única que con una simple cantidad acumulada.

La confirmación oficial del récord por parte de los inspectores de Guinness llegó, y con ello, el reconocimiento internacional de este peculiar logro.

Sin embargo, para muchos, la verdadera victoria no está en el tamaño de la línea, sino en la visibilidad que este tipo de iniciativas brindan a la gastronomía oaxaqueña, aún cuando la forma del récord deje un sabor agridulce.

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