¡Cómo olvidar ese día! El Hospital Rural de Tlaxiaco, don Juan se tomaba un atolito enfrente cuando un señor con aspecto muy humilde se acercó a la vendedora y le pidió un atole con pan. Ella se lo negó.
Don Juan quiso invitarle el pan, pero se dio cuenta que no llevaba más monedas que para pagar el atole estaba por terminar. Vio con tristeza como el señor se alejaba con hambre.
“Me dije que pondría mi propio restaurante para ayudar a los que no tienen dinero para pagarse un taquito”.
Al poco tiempo don Juan Manuel Feria Ávila, con su esposa Irma Flores Bautista abrieron en el Campo de Aviación, frente al Seguro Social, casi a la altura de urgencias, el restaurante Don Juan.
Uno de sus proyectos es la “Comida pendiente”, una iniciativa social que consiste en pagar anticipadamente una comida, tacos o bebidas para alguien que no tenga recursos para poderlo comprar.
Cada cliente que ingrese, puede, además de consumir dejar pagado otro platillo más para quien lo necesite, ya sea en situación de calle o pobreza extrema. El compromiso es que, al pagar una comida, el restaurante pone una más.
“En caso de que no hubiera comidas pendientes pagadas, el restaurante Don Juan ofrece ese taco, la comida o lo que el comensal pida”, aclara.
Aprovecha para agregar que a todas las personas que requieran el apoyo, están para ayudarlos, “acá en el restaurante don Juan los esperamos con los brazos abiertos, en el momento que lo necesiten cuenten con nosotros, acérquense a nuestro local”.
Nos cuenta que son muchos los médicos y enfermeras que siguen abonando. Su visión ahora es que el comedor siga creciendo, ya que se han dado cuenta que son muchos los niños que se quedan sin comer, por lo que quieren seguir apoyándolos.
Otra forma de apoyarlos, es a través de la cuenta bancaria de su hijo Brayan Feria Flores, de BBVA al número de tarjeta 4152313779509954, donde se les puede depositar si te quieres unir a esta causa.
El restaurante abre desde las 8.30 de la mañana y cierra a las 9.30 de la noche. Su menú es variado, tienen desde una taza de buen café hasta tacos, que pueden ser de carnita, suadero, tasajo, pechuga empanizada.
Tienen también los platillos típicos, como las enfrijoladas, enchiladas, mole negro, costilla de puerco, caldo de panza, caldito de menudo, caldo de pollo y hasta tortas.
“Las embarazadas nos consumen mucho el caldo de pollo, a veces vienen pacientes que requieren dieta, así que les preparamos algo especial, como verduritas y caldito”.
El restaurante tiene un panel solar, así que muchos clientes también ocupan el servicio de recarga telefónica, fichas para internet y otros servicios, incluso facturan.
Poco a poco, al restaurante llega más gente, “a veces, los que ayudamos mandan a otro, les avisan que acá les regalamos el taco, los mismos médicos les recomiendan el lugar, muchas personas humildes son los que traen a más”.
Nos confiesa que la mayoría de las comidas que obsequian viene de sus bolsillos, pues aun cuando no tengan comidas pendientes, no dejan a nadie sin comer aunque sea un taquito.
Justo atrás del comedor, el restaurante tiene un espacio al aire libre donde se pueden apreciar las montañas. Un rincón íntimo donde les permiten entrar a meditar un poco, a llorar, a dar rienda suelta a sus sentimientos, “muchos de los que vienen son familiares de los enfermos en el hospital, traen mucha carga emocional y necesitan ese espacio para sentirse en paz”.
En la entrada, siempre está el menú: “Primero Dios, todo va a estar bien”.
Y sí, todo va a estar bien mientras existan personas como don Juan y su esposa, que dedican su vida a aliviar la de los demás, de quienes necesitan de una mano en los momentos de dolor o de apuro.
“Sigo invitando a todas las personas que quieran consumir con nosotros, el día que necesiten el apoyo la puerta está abierta para que se lleguen, siempre estaremos dispuestos a dar la mano a las personas que lo necesiten”.
