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Adiós a los aguinaldos y otras tradiciones oaxaqueñas

¿Sabes todo lo que implica el nuevo decreto que aprobó el Congreso de Oaxaca, en el que, el principal objetivo es prohibir la venta de bebidas azucaradas y alimentos chatarra a menores de edad?

Adicionaron un artículo, el 20 Bis a la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de Oaxaca en el que se prohíbe la distribución, donación, regalo, venta y suministro a menores de edad de bebidas azucaradas y alimentos envasados de alto contenido calórico. Los únicos exentos son papás, mamás y tutores.

“La presencia de estos elementos en la dieta infantil deviene en obesidad, sobrepeso, diabetes y otras enfermedades que merman considerablemente la calidad de vida de las personas e incluso ocasiona la muerte”, precisa el dictamen.

El dictamen causó mucha controversia, quienes están a favor y las voces en contra. Preocupa la afectación a pequeños negocios y el incremento del comercio informal.

En un comunicado, el Consejo Coordinador Empresarial expuso su preocupación por el decreto, al exponer que no genera acciones reales para atacar el problema de raíz, “daña a las cadenas de valor en plena crisis de pandemia, en particular a los pequeños comercios que obtienen la mayor parte de sus ingresos de la venta de esos productos”.

Le preocupa que esto fomente el comercio informal, con afectaciones a miles de familias que laboran en el sector de la producción, venta y distribución de estos productos.

Asevera que calificar alimentos como buenos o malos, sobre todo, recurrir a prohibiciones de ciertos productos, no es la ruta para combatir los problemas de salud en el país.

La Confederación Patronal de la República Mexicana también manifestó su rechazo al dictamen. Coincide en que no se resuelve el problema de salud y, por el contrario, sólo daña a los pequeños comercios.

No sabemos si realmente esto ayude a prevenir la obesidad infantil, pero lo que nos entristece, es que nuestras fiestas navideñas ya no serán igual.

Los dulces están presentes en dos figuras icónicas de estas fiestas, como las piñatas y los aguinaldos.

Hace varias décadas, las piñatas las rellenaban con frutas y dulces envueltos en papel china, con el tiempo se facilitó, ya que los dulces venían empaquetados.

Al finalizar la posada, los aguinaldos. luces de bengala y ponche.

Con la prohibición recién aprobada por el congreso local de, entre otras cosas, regalar dulces, considerados comida chatarra, esta tradición podría perderse.

Están también las regadas de dulces en las mayordomías del Istmo, las calendas de Valles Centrales.

A eso sumamos las fiestas infantiles, incluso, en las salas de espera de los pediatras, donde regalan un dulce o paletita.

No sé por qué siempre hacen las reformas o nuevas leyes al vapor. Casi siempre es por querer tener la primicia o ser de los primeros, como la Ley Olimpia, la del aborto o, incluso, la reforma al Código Penal, que fue la primera en el país. Una copia de la legislación de Chile.

Lo peor es que, por hacerlas rápido y copiarse otras leyes, siempre tienen vacíos legales o figuras que no existen ni se aplican en Oaxaca.

Y esta ley, parece ser lo mismo. Sólo protagonismo de nuestros legisladores.

Está bien, el que se coma tanta comida chatarra y botellas azucaradas no hace bien a la salud, pero la solución no es esa.

Ni siquiera se han preocupado, primero, por asegurarse que de proveer educación y salarios dignos que permitan a los oaxaqueños comer bien.

¿Agua de sabor? No es lo mismo comprar un sobrecito de $2.50 para prepararlo, que un melón que cuesta $28.00 pesos.

Es más, es muy raro que un niño, por su propia decisión, vaya a la tiendita por un refresco o un dulce. Siempre es con la autorización de los padres, e incluso, porque lo mandaron a comprar.

Así que decir, que, si es con la autorización de los padres, entonces sí se puede, pues da razón de lo mismo.

Otra, hablan de distribución, ¿y por qué no han dicho nada de los niños que vemos en el centro vendiendo dulces? ¿Eso no les preocupa? Hasta podríamos hablar de trata de personas, pero eso no tiene tanta importancia para los legisladores.

Lo malo es que, ahora, no sólo en las tiendas no se podrá vender, sino, no se podrán obsequiar, como en nuestro Oaxaca, que es tan común.

La intención es buena, no lo dudamos, pero les faltó aterrizar bien su reforma, analizar todas las aristas y ahora, definitivamente, las tradiciones, tan ricas en dar y regalar, están en riesgo.

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