Una de las bondades de Oaxaca es la gran diversidad que encierra. Una amplia variedad climática, culturas y tradiciones, que a pesar de ser diversas, hacen de la entidad un rincón único en el mundo.
San Andrés Copala es uno de sus pueblos más preciados. Han logrado conservar sus costumbres y tradiciones, así como preservan su entorno natural.
Tal vez la migración o la entrada de la modernidad, amenazaba con olvidar uno de sus grandes tesoros: su legado culinario.
Un trabajo de la Escuela Secundaria Técnica 241 llevó a los alumnos a investigar la comida que preparaban las abuelas.
La sorpresa fue enorme, pues descubrieron platillos que en su vida habían probado.
En una primera demostración y en el marco de la fiesta del pueblo, se realizó una feria gastronómica, en la que participaron activamente alumnos y la población, donde se empezó a tomar importancia del legado que tenían en mano y que no habían sabido valorizar.
El director de la secundaria, Guadalupe Jiménez Neri, planteó hacer una trabajo a fondo para rescatar las recetas ancestrales.
Tras un trabajo arduo el resultado se plasmó en un libro: Sabores de Copala, bajo el cobijo de la editorial El Cuajilote.
Ahí se describen, respetando el regionalismo, las técnicas y los utensilios, cada platillo.
Están por ejemplo la salsa de ticulute, seguesa de hierba santa, espesado de chepil, salsa de panal, empanadas de cocolmeca, jamoncillo de coco, alegría de ajonjolí, naranjate, cocol y tepache de piña.
Y como desde hace cuatro años, el colectivo escolar integrado por la secundaria, el jardín de niños, la agencia municipal y el comité profestejos, aprovechó la festividad del pueblo para realizar otra muestra gastronómica para deleite del mundo entero.
Los sabores de Copala han demostrado estar a la altura de los más altos estandartes de la gastronomía. Una herencia milenaria que ahora se ha vuelto un legado culinario para la humanidad.
